𝐂 𝐔 𝐀 𝐓 𝐑 𝐎

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5 DE AGOSTO DE 1987

Tras dos largos días de estar continuamente sacando cosas de las cajas y acomodandolas, los hermanos salieron como compensación de ello al parque que tenían en la acera de enfrente.

Era un parque pequeño, con un tobogán y dos columpios, además de una balanza en la que jugaban los mellizos compitiendo a ver quién de los dos era más fuerte. Por su parte, Chan empujaba el columpio de Jeongin y sabía que se estaba divirtiendo porque escuchaba su leve risa cada vez que subía alto.

Estaban prácticamente solos en el parque, también en las calles podría decirse, pues era una tarde calurosa de verano y la gente prefería quedarse en casa.

— ¿Qué quieres cenar esta noche? —le preguntó a Jeongin— ¿Pasta?

El menor asintió con la cabeza y una sonrisa, y Chan sonrió también.

El mayor desvío la vista hacia arriba, más concretamente a la ventana de su salón, y allí pudo ver la sombra de una persona asomada. Cuando el balanceo de Jeongin se interpuso en su mirada, lo que parecía ser una mujer ya no estaba.

Frenó bruscamente el movimiento de Jeongin y, sin quitarle la vista a su casa, les dijo a los mellizos;

— Jisung, Felix, vigilad a Jeongin.

— ¿Adónde vas? —le preguntó Felix totalmente extrañado, pues Chan nunca los dejaba solos en la calle.

Corrió hasta el edificio y subió las tres plantas a toda prisa. Abriendo a trompicones la puerta porque sus manos estaban temblando. Buscó con la mirada al susodicho, más concretamente se dirigió al salón, la ventana donde la vio.

— ¿¡Dónde te has metido!? —gritó dando vueltas sobre su eje.

Fue a paso rápido hasta la cocina para coger un cuchillo, después el baño y le siguieron las habitaciones. No había nadie.

— ¡Sal de dónde estés! ¡Si has venido a robar es mejor que te vayas antes de que llame a la policía!

Su última opción es buscar por los armarios y revolver toda la ropa como un lunático.

— ¿Chan hyung? —el nombrado se asustó, apuntando por reflejo a sus hermanos con el cuchillo, quienes retrocedieron asustados— ¿Q-qué pasa? —preguntó Jisung.

El mayor se obligó a sí mismo a esconder el cuchillo tras su espalda y mantener la compostura cuando vio a sus hermanos asustados, incluso Jeongin se escondía tras los mellizos mientras Felix le cogía la mano. Se dió cuenta de que los había dejado solos en el parque, algo muy irresponsable de su parte, y se obliga a calmarse. De todas formas, no hay nadie en su hogar.

— Nada, nada. Pensé que había entrado alguien.

— ¿Hay alguien en casa? —cuestionó Felix con temor.

— No, no —usó sus manos para tranquilizarlos—. Habré visto al vecino de al lado y lo confundí con nuestra casa. Ha sido error mío —al ver que seguían un poco tensos, continuó—. ¿Por qué no vamos a cenar al bar de papá y mamá? Me han dicho que hacen bocadillos muy ricos.

Aquello pareció calmar el ambiente, pues sonrieron cómplices.


[...]


Ver a sus hermanos comer era algo que le causaba gracia, sobretodo con esos bocadillos más grandes que sus cabezas y que era evidente que no se iban a terminar (al menos estarían callados durante un rato).

Como Jeongin no comía demasiado y Chan no tenía mucha hambre esa noche por lo sucedido anteriormente, decidieron compartir un sándwich. Aunque Chan solo miraba su plato sin probar bocado.

Changbin notó aquello y, cuando encontró un hueco en la barra, se acercó a su hijo mayor agarrando una silla y se sentó a su lado.

— Te noto serio, ¿todo bien?

Chan asintió con la cabeza y después comentó;

— El bar parece ir bien.

— La verdad es que sí, hemos podido conservar la clientela habitual de antes.

— Eso está bien.

El menor volvió su vista al plato, pero Changbin no iba a dejar la cosa así.

— Estás agobiado con tus hermanos, ¿verdad? —antes de que respondiera, siguió— Tengo una idea para eso, ¿por qué no le ofreces ayuda a la vecina de arriba?

— ¿A la señora ciega? —preguntó extrañado— ¿Para qué?

— Puedes distraerte un poco, por un par de horas que los dejes solos no pasa nada, los mellizos ya van teniendo edad para estar solos —explicó—. Además, podemos quedar bien con esa señora, no quiero problemas por lo que hicieron los mellizos.

— Pero yo no quiero estar dando la cara por ellos cada vez que hacen una de las suyas —elevó un poco la voz totalmente enfadado e indignado, por lo que su padre le dedicó una mirada de advertencia ante ese tono.

— Chan, puede abrirnos un grifo e inundarnos la casa, ¿eso quieres?

— ¿Por qué no se ofrecen ellos? —se cruzó de brazos— Ya hago demasiado cuidando de la casa y de mis hermanos y ocupándome de todo.

— Tu madre y yo nos pasamos el día trabajando para tener esa casa de la que se supone que cuidas, así que mejor te callas y haces lo que te diga —dictó Changbin levantándose y marchándose de nuevo a trabajar.












Actualización por el cumple de Hannie, que tengáis un buen día <8

𝐄𝐎𝐌𝐄𝐎𝐍𝐈 ━━ 𝐒𝐊𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora