𝐂 𝐈 𝐍 𝐂 𝐎

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6 DE AGOSTO DE 1987


Chan se levantó temprano para prepararles el desayuno, y para cuando los menores se levantaron, él ya estaba aseado y arreglado para ir a visitar a la vecina de arriba.

— Portaros bien y no salgáis —les avisó recogiendo unas cosas de la cocina mientras ellos desayunaban—. Vuelvo en un rato. Si pasa algo, estoy en el piso de arriba.

— ¿Para qué vas a casa de la vieja ciega? —preguntó Jisung con la boca llena y las mejillas hinchadas.

— No la llames así —le regañó el mayor.

— Se dice indecente, ¿verdad, hyung? —habló inocentemente Felix. 

— Es invidente —contestó con una media sonrisa—, y voy para arreglar lo que vosotros dos hicieron con sus tonterías.

Los mellizos agacharon la cabeza culpables, aunque después Chan les dio unas palmaditas en la espalda y a Jeongin un beso en la cabeza antes de marcharse.

Tocó el timbre y esperó impaciente a que aquella señora abriera. Cuando lo hizo, Chan se quedó absorto en esos ojos blancos y perdidos.

— ¿Quién es? —cuestionó ella.

— No me presenté adecuadamente el otro día, soy Seo Chan, su nuevo vecino de abajo.

— ¿El hermano de ese par de incordios?

— Sí, esos mismos —la vio como husmear en el ambiente y después preguntó;

— ¿Quién te acompaña?

Se quedó callado y echó un vistazo a su espalda, hacia donde esa mujer miraba. Más estaba completamente solo.

— Nadie, vengo solo —explicó con algo de nervios.

Hubo un silencio en el que la anciana pareció meditar las palabras del joven y después continuó como si nada;

— ¿Y para qué vienes?

— M-me gustaría arreglar los errores de mis hermanos, y había pensado en que si necesita ayuda en las tareas del hogar o con las compras, yo podría serle de ayuda —la mujer alzó una ceja y Chan se puso más nervioso todavía—. Y perdone a mis hermanos, son buenos chicos aunque hacen trastadas como todos los niños. Mis padres trabajan todo el día y no puedo estar controlandolos siempre y...

El pelinegro se calló cuando la vio sonreír de forma amable y hacer un amago con la mano para buscar su brazo.

— Pareces buen chico, anda pasa.

Chan se adentró quitándose los zapatos en la entrada y dejándolos en una esquina para que no molesten.

— ¿Quieres algo de beber?

— No, gracias.

— ¿Y de comer? Tengo galletas.

— Es muy amable, pero justo acabo de desayunar.

Luego fueron hasta el salón, donde se sentaron en el sofá y a Chan le sorprendió el hecho de que todo estuviera ordenado y limpio. Supuso que ser ciego no era ningún problema para esos temas y que esa anciana debía estar acostumbrada a hacer todo sola.

— Si que es verdad que necesito algo de ayuda con ciertos asuntos, una ya va teniendo una edad.

— Intuyo que no debe ser fácil —comentó el chico.

— Te acostumbras, pero cada vez es más complicado.

Estuvieron hablando un buen rato, quedando a un acuerdo en el que ayudaría a la anciana a hacer las compras a cambio de una pequeña cantidad de dinero. Chan acabó tranqulizandose un poco al estar hablando de forma amena con la señora Wang y tomando un leve respiro por estar alejado de sus hermanos aunque fueran unos minutos.

Su padre estaba equivocado respecto a la imagen que tenía de la mujer mayor, solo era una persona solitaria que necesita algo de compañía de vez en cuando.

Cuando fue la hora de irse, la señora Wang lo acompañó hasta la puerta.

— Gracias por atenderme, señora Wang. Nos vemos otro día.

— Cuídate, Chan —dijo con el rostro entristecido y al nombrado se le encogió el corazón sin saber por qué.









Actu por el cumple de Chan <8

𝐄𝐎𝐌𝐄𝐎𝐍𝐈 ━━ 𝐒𝐊𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora