Acabaré volviéndome loca

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Rosé despertó con una sensación cálida en el cuerpo pero sin rastro de Lisa a su lado. Sintiéndose insegura se levantó de la cama e inspeccionó el pequeño lugar, solo para darse cuenta de que ella no estaba. La aspirante a cirujana observó el reloj de su teléfono móvil comprobando que eran las 9 de la mañana. ¿A dónde habría ido? era la pregunta que Rosé se hacía mientras se colocaba su ropa ya seca.

No tardó mucho en saberlo porque el ruido de la persiana levantándose alertó a la rubia de la llegada de una castaña sonriente.

- ¡Buenos días, Rosie! - Lisa sujetaba en una mano una bolsa y en la otra una bandeja con café y té que apoyó sobre la mesita de noche.

- Buenos días Lisa - sintió su rostro ruborizarse.

- ¿Has podido dormir bien?

- Sí... yo... he dormido bien - recordó cómo los brazos de Lisa se aferraban a su cuerpo y cómo esto había provocado la sensación más placentera que jamás pudo imaginar. - Ayer...

- No tienes que explicarme nada, no quiero que te sientas obligada.

- Pero... pero necesito hacerlo... Lisa... - tomó aire observando cómo la fotógrafa se sentaba a su lado. - cuando era una niña perdí a mis padres en un accidente de coche. Desde... desde entonces tengo ataques de ansiedad y estas obsesiones y... no quiero que tengas que pasar por esto por estar cerca de mi. - agachó la mirada sintiendo sus ojos humedecerse.

- ¿Me has preguntado si me gustaría estar cerca de ti o no? - Rosé levantó la mirada extrañada. - Porque déjame decirte que me gustaría estar cerca de ti, conocerte y ayudarte en lo que pueda. Yo... tampoco tengo una vida fácil, pero no puedo evitar estar cerca de ti Rosé. Si eso está bien contigo, me gustaría poder seguir haciendo lo mismo. - la rubia se detuvo en esos ojos avellana que la miraban fijamente. Lisa parecía estar bien... ¿duraría mucho? No lo sabía... así que simplemente asintió. - Genial, Jennie vendrá por nosotras. Está un poco paranoica - dijo con una leve sonrisa.

Ambas desayunaron hasta que escucharon los golpes sobre la persiana del estudio. Lisa se levantó para abrir y una alborotada Jennie entró a toda prisa.

- ¿Cómo estás? ¿Estás bien? - dijo nerviosa tocando el rostro de Lisa y comprobando que su hermana estaba en perfecto estado.

- ¿Quieres parar? - Lisa detuvo las manos de su hermana y la miró fijamente.

- Sí, de acuerdo. Perdón, no tienes 5 años y yo debo aprender a respetar tu independencia - recitó como un robot. - Hola Rosie, Jisoo nos espera fuera.

La rubia asintió incorporándose y caminando directa hacia la salida. Fuera, la moto de Lisa aún estaba aparcada.

- Os veo en casa - dijo la castaña subiéndose a la motocicleta.

- ¿A dónde crees que vas?. Nada de eso. Tú te vienes en coche y dejas ese trasto dentro del estudio.

- Jen...

- ¡Ningún Jen! - gritó exasperada.

- ¿Quieres parar, por favor?

- Pararía si fueras normal. Pero haces estas cosas que...

- BASTA - gritó Lisa. - Rosé vio en los ojos de Lisa desesperación. No entendía nada de lo que sucedía. - Por favor, basta... - Bajó de la moto y la metió en el estudio y sin decir nada subió al coche.

Rosé miró a Lisa esperando una explicación, luego su mirada viajó hasta la de Jennie que tampoco respondió. Ambas hermanas se sumieron en el más profundo silencio durante todo el viaje. Jisoo intentó cortar la tensión poniendo algo de música pero era evidente que no sería un viaje cómodo.

In My HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora