¿Puedo besarte?

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Las primeras semanas de prácticas habían resultado agotadoras. El Dr. Jeon Jungkook era sin duda muy exigente, pero a Rosé eso no le importaba. Al contrario, le hacía ver cuán entregado era por su profesión y por eso había puesto tanto empeño y había trabajado tanto que el propio Jungkook le había pedido que le asistiera en una operación programada. Eso había había provocado dos cosas en Rosé, una felicidad absoluta y unos nervios incontrolables.

Esa mañana Rosé había madrugado tanto por su activo nerviosismo, que a su mejor le gustaba llamarle el "monstruo de las torpezas", que Jisoo no había podido dormir prácticamente nada. La rubia había sacado el arsenal de la cocina y había hecho desayuno como para cuatrocientos. En otro momento, probablemente, Jisoo habría armado un escándalo, pero sabía perfectamente que su amiga necesitaba desfogarse y llegar total o parcialmente estable a su primera intervención.

La noche anterior, Rosé había estado charlando con Lisa hasta las 3 de la mañana. Se habían mensajeado y Rosé le había dicho que probablemente hoy no comerían juntas. La operación era un trasplante de riñón, por lo que sería una operación larga. Lisa con pesar había contestado que lo importante era que ella estuviera a gusto y centrada, así que habían quedado en que Rosé la llamaría para merendar. Esta vez, Rosé quería compensarla por tantas comidas juntas, y parte del desastre que se extendía por la cocina, se debía a que estaba haciendo la merienda para la castaña de sonrisa cautivadora. Por supuesto, cosas sanas, tal y como ella siempre decía.

- Muy bien Rosie, creo que si sigues cocinando así Lisa no tendrá más ese cuerpo de Diosa - rio Jisoo a su espalda.

- ¿Qué? - Rosé se giraba asustada.

- Que no sé dónde meterá Lisa toda esa comida. - rio nuevamente.

- ¿Crees que es demasiado?

- Sí.

- Ugh... - tomó un par de tápers y guardó algo de comida en la nevera. - De acuerdo. Esa será tu cena.

- ¿No piensas volver a casa hoy?

- Bueno... me gustaría... me gustaría...

- Rosé, habla por favor.

- Me gustaría preguntarle a Lisa si le gustaría venir conmigo al cine. - dijo juntando las manos por la espalda en un gesto infantil. Jisoo sonrió - Es una terrible idea ¿verdad? - Rosé empezó a caminar de un lado para otro tocando la encimera cada vez en un gesto compulsivo - Sí, es una pésima idea, probablemente acabe incendiando el Cine... Ugh... ¿por qué soy tan difícil? - Jisoo se tapó la boca para no reírse por el nerviosismo de su amiga que estaba provocando ahora mismo una humareda en la cocina porque había olvidado retirar la sartén del fuego.

- Rosie... se te quema algo - dijo señalando la vitrocerámica.

- ¡MIERDA! - la rubia corrió y apagó el fuego y llevó la sartén al fregadero tropezando en el acto y tirando toda la comida quemada por el suelo. - ¿Ves? Corro el riesgo de que esto pase. Es una pésima idea. ¿A dónde querría ir Lisa conmigo? - bajó la cabeza con un puchero de lo más divertido.

- Rosie, - dijo sujetando por los hombros a su amiga - aunque quemaras el cine entero y nuestra casa, Lisa seguiría encontrándolo divertido y adorable. - Rosé levantó la vista.

- ¿De verdad? ¿Cómo estás tan segura?

- Simplemente lo sé. - acarició su mejilla - Ahora toma los otros tápers, vístete, lúcete en esa operación y ¡sal a por tu chica! - giró a Rosé y le dio una palmada en el trasero empujándola hacia su habitación. - Yo me encargo de este desastre.

- Gracias Chu...

- ¡Vamos!

Rosé rápidamente corrió a su habitación a ducharse y vestirse. Ya preparada, Jisoo tomó las llaves de la camioneta y ambas fueron al Hospital. Se despidieron para ir cada una a sus respectivas plantas con la esperanza de que ese fuese un gran día para ambas.

In My HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora