ʀᴏꜱᴀɴɴᴀ ||ꜱᴛᴇᴅᴅɪᴇ||

ɪɪɪ

— ¿Tienes empleo o alguna manera en la que puedas darle una vida decente a esa bebé?- interrogó mi tío caminando de un lado a otro mientras nosotros nos encontrábamos sentados en el sillón.

—Yo... Trabajo en un video club, family video, tiempo extra, pero le aseguro que buscaré otro empleo, trataré de buscar lo mejor para ellos.

—Bien, eso espero- lo señaló mirándolo de forma seria mientras Steve tragaba saliva con notoriedad. — ¿Alguien más sabe de esto?

—La... Chica con la que trabajo, Robin, ella lo sabe.

— ¿Y por qué ella lo sabe?

—Es mi mejor amiga y también es amiga de Edd- asentí confirmando lo que Steve acababa de contar.

— ¿Es de confianza?

—Claro que es de confianza, es mi mejor amiga.

—A veces los amigos no son lo que parecen.

—Rob no es de esa clase de chicas- interrumpí con seguridad.

—Bien- miró su reloj y después a nosotros. —Tengo que volver al trabajo y tú también.

—Pedí el resto del día libre, no quería que Edd y la bebé estuvieran solos- habló poniendo su mano sobre la mía.

—En ese caso, está bien que te quedes a dormir si quieres, de cualquier forma no creo que puedan hacer algo peor de lo que ya hicieron- sonrió para después despedirse e irse.

— ¿Tienes hambre?- preguntó una vez que ambos nos encontrábamos completamente solos.

—No mucha, me siento bastante mal de hecho.

— ¿Tienes náuseas?

—No, me refiero a emocionalmente, me siento mal.

—Lo sé, lo entiendo, estoy igual de preocupado que tú, pero... Necesitas comer, escuchaste a la doctora, la bebé aún es pequeña y necesitas alimentarte correctamente- asentí con pesar y suspiré. —Creo que puedo hacer sopa, ¿Tienes sopa? ¿Quieres sopa?- preguntó acariciando mi cabeza.

—Creo que en la alacena.

—Perfecto- se levantó del sillón y se dirigió a la cocina.

— ¿Necesitas ayuda?- pregunté levantándome del sillón sosteniendo mi abultado abdomen por debajo, en algunos momento solía pesar más que en otros.

—Es una simple sopa, no soy tan imbécil como para no poder hacerla.

—Como digas- sonreí recargándome en la barra de la cocina.

— ¿No quieres ir a descansar en lo que hago esto?

—Estoy bien.

— ¿Seguro?

—Muy, muy seguro.

Había logrado una vez más comer sin vomitar absolutamente nada, y eso para mí era un logro día a día desde hace 3 semanas, después de eso Steve decidió que haríamos una pequeña tarde de películas, recalcó varias veces que era importante comenzar a pasar tiempo en familia desde ahora.

Yo me encontraba con mi cabeza apoyada sobre su regazo mientras él jugaba con mi abdomen, parecía ser que esa era su nueva actividad favorita en todo el mundo.

— ¿Ya has pensado en algún nombre para ella?- preguntó jugando con sus dedos sobre mi vientre.

—Ninguno, ¿Tú sí?- respondí mirándolo.

—Tengo uno en mente.

— ¿Cuál?

—Rosanna.

— ¿Rosanna?- pregunté y él me miró.