ɪᴠ

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Al despertar palmeé a mi lado, dándome cuenta que Steve ya no estaba con nosotros.

Pensándolo bien, hablar en plural no era tan malo después de todo, incluso me agradaba.

Un aroma dulce proveniente de afuera me hizo ponerme de pie, y al salir pude ver a Steve en la cocina.

— ¿Qué haces?- pregunté tallando mis ojos mientras caminaba.

—Así que han despertado mis pequeños dormilones.

— ¿Qué hora es?

—Descuida, aún no es hora de ir a la escuela, yo te llevaré de cualquier forma y después me iré al trabajo- dejó un pequeño beso en mi frente y acaricio mi estómago. —Hola Ross- susurró y yo negué con una sonrisa.

— ¿Qué es lo que huele tan... Rico?

—Oh, eso- respondió mirando a la cocina. —Les preparé waffles, ¿Te agrada?

—Huele bien pero...

— ¿Pero?

—Náuseas- corrí al baño.

Había sido algo habitual en mis mañanas hace 3 semanas, ¿Pero ahora? Creí haber superado esa etapa ya.

— ¿Cariño?- preguntó tocando la puerta suavemente.

—Un minuto- tomé una pausa para respirar y de nuevo una arcada.

— ¿Puedo ayudarte con algo?

—Podrías ayudar guardado silencio y llevándote lo que sea que tengas en la mano, huele asque...- y una arcada más.

—Lo siento, lo siento- escuché sus pasos alejándose de la puerta.

Cuando terminé jalé la palanca y suspiré.

—Carajo Ross, creí que ya habíamos pasado esta etapa- hablé y lavé mis dientes. — ¿Es tu venganza por lo de ayer? Es justa, es muy muy justa, ni siquiera pienso enojarme contigo, estás en tu derecho- continúe después de escupir la pasta y enjuagar mi boca. —Sólo procura no hacerlo en la escuela, tenemos que ser muy discretos si queremos que todo salga bien- terminé y al abrir la puerta, Harrington se encontraba parado frente a ella.

— ¿La llamaste Ross?- preguntó mordiendo su labio inferior y sus ojos brillosos.

— ¿Yo? A... ¿A quién?

—Te escuché, llamaste Ross a la bebé.

—Yo...- sentí mis mejillas arder con una completa vergüenza.

—Eso quiere decir que entonces apruebas el nombre de Rosanna.

— ¡De acuerdo sí, lo apruebo!- exclamé cruzándome de brazos y él dió un pequeño brinco. —De hecho... Te escuché anoche mientras le cantabas y yo... Creo que quizás eso fue lo que me convenció- di una media sonrisa y él me abrazó.

—Lo sabía- besó mi frente y después bajó a la altura de mi abdomen. —Te dije que funcionaría, Ross- cerró los ojos y frotó de nuevo su nariz.

Ambos fuimos hacia la cocina, desayuné con dificultad pero al final no había servido para nada.

Terminé botando todo antes de salir rumbo al auto de Steve.

—Llevaré una bolsa, no dejaré que vomites en mi auto- habló detrás de la puerta mientras yo lavaba mis dientes para después salir.

Ambos subimos al auto y la mayor parte del camino estuve fastidiando a Steve con que tenía náuseas y vomitaría su auto; hasta que en verdad las tuve y dejé de hacerlo.

ʀᴏꜱᴀɴɴᴀ ||ꜱᴛᴇᴅᴅɪᴇ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora