Capítulo 15

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-Hijo ¿estás bien? te noto un poco nervioso.- Cuestionó Ryoko (mamá de Keisuke) mientras tomaba un sorvo de cafe.

-Si mamá, no te preocupes.- Respondio Kei en tono serio.

Desde anoche he tenido un mal presentimiento, no se pero me siento muy inquieto.  Pensó Keisuke. ¿Chifuyu estará bien? Mas tarde lo llamaré para desearle feliz noche buena.

 ¿Chifuyu estará bien? Mas tarde lo llamaré para desearle feliz noche buena

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Chifuyu habia pasado toda la noche en vela, sin poder dormir ni un momento. Se la habia pasado toda la noche llorando. En cuanto los primero rayos de luz entraron se levantó con toda cautela y se dirigio a la cocina.

Desafortunadamente no había echo la despensa, ya que su idea era hacerla un día anterior, por lo que no tenía nada para alimentar a su hijo, como era costumbre hasta hace poco. La rabia volvió a invadir su cuerpo y de nuevo se soltó a llorar. Ni siquiera era capaz de una vez al año darle una cena decente a su hijo. El dinero que habia ahorrado desde que empezó a trabajar en la tienda de mascotas lo habia gastado en los regalos de Haru y en algunos pagos pendientes, por lo que no tenia ni un centavo partido por la mitad.

Tomó las llaves del departamento de los Hanagaki y bajó para revisar si ellos tenían algo que pudiera servir para preparar el desayuno.
Afortunadamente encontró harina para pancakes y leche, los tomó sin pensarlo, de todas formas a Takemichi y Hina no les importaría.

Cuando iba de salida observó el teléfono fijo y pensó en llamar a Baji o a los Hanagaki para contarles lo ocurrido, sin embargo borró esa absurda idea de su cabeza, ¿por qué los molestaría con algo así? Ellos no merecían que se arruinará su día con una noticia así. Además él solo tenia que afrontar sus problemas.

Mientras Chifuyu preparaba el desayuno fue atacado por un insoportable dolor de cabeza.  Eso le ocurria muy seguido ultimamente, aunque él lo atribuia a todo el estres que cargaba, por lo que se negaba a ir al doctor. Solo tomó algunas pastillas y siguió con su labor.
Poco después Haruki despertó y se dirigió a donde estaba su papi.

-Buenos días papi.- Saludó frotándose los ojos y soltando un bostezo.

-Buenos días mi cielo.- Respondio Fuyu lo más feliz que pudo. No permitiría que su hijo lo viera derrumbarse como ya muchas veces lo había hecho.

Acto seguido el rubio llevó al pequeño comedor algunos pancakes y leche.

-¿Tu no vas a desayunar papi?.- Cuestionó el niño sirviéndose unos cuantos pancakes.

-Ahora no tengo hambre, lo haré más tarde.- Comentó Fuyu con una pequeña sonrisa.

Después del desayuno ambos se encargaron de recoger la casa, Chifuyu intentaba ocupar su mente y la de su hijo.

Después del desayuno ambos se encargaron de recoger la casa, Chifuyu intentaba ocupar su mente y la de su hijo

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