Doce: Caminos Diferentes

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Doce

Caminos diferentes


Miró el reloj

17:30 PM y Xavier aún no llegaba.

Contéstame- mandó el mensaje. Era el tercero.

18:40 PM

Si querías simplemente patearme podrías haber tenido la decencia de decirlo cara a cara- mandó el que sería el octavo mensaje.

Se levantó del banco y se aferró a su cartera, nuevamente estaba empezando a caer nieve y estar dos horas sentada prácticamente la habían congelado.

Caminó perdiéndose entre la gente. Acostumbrada al mismo trato, de tomar y desechar.

Aunque sus padres la criaron de forma amorosa, la tuvieron a una alta edad. Y por ende, ya no tenían la vitalidad de los veinte o treinta lo que generó en su infancia un comportamiento avanzado para una niña de su edad, y en especial la crianza sabiendo de un mundo paralelo al que conoce y no poder ser parte de él. Todo eso sumado a unas increíbles ganas de haber tenido la habilidad mágica suficiente, desató baja autoestima, inferioridad y en un lugar muy recóndito: anhelos de poder.

En Xavier había encontrado su otra mitad, pero esta mitad tenía el don de la palabra, credibilidad y popularidad, pero al igual que ella, criado bajo la sombra de un mundo maravilloso al que sólo podían ver de lejos.

Caminó rumbo a su departamento, mañana tendría que cumplir con su trabajo casi de horario completo.

Xavier le había mostrado parte de su plan y por mucho que le gustara no quería entregar en bandeja el anonimato del mundo mágico, debía acabar esto ahora y dejar de lado cualquier tipo de enlace con él. Sin embargo temía su reacción, y por sobre todo temía lo que sucedería cuando todo explotara.

Debía alejarse. Lo más que pudiera.

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Faltaban minutos para llegar a Hogwarts, por supuesto que el ánimo de Draco se contrarrestaba con el de Hermione. Pero coincidían en algo: había un dejo de nostalgia y a la vez ansias por terminar.

- supongo que tendremos que arreglarnos para vernos- empezó Draco

- ya te dije -sonrió- debemos enfocarnos en los EXTASIS, en su momento sabremos qué hacer-

Para desgracia de los dos, no tuvieron muchos momentos para estar juntos en la intimidad de una cama durante sus últimos meses en Hogwarts. Estudiaban o se reunían en las tardes o en cualquier tiempo libre, en diferentes salas desocupadas pero siempre había algo más que hacer.

Para los primeros días de Junio ambos estaban rindiendo sus EXTASIS, confiados escribían sobre los largos pergaminos y daban también la parte práctica, el tiempo que pasaban juntos había sido en extremo productivo y no había dudas que ambos tendrían buenas calificaciones. Y así fue, Hermione y Draco obtuvieron un Extraordinario cada uno.

Para cuando faltaba un día para su graduación, Draco ansioso por tener a Hermione entre sus brazos, caminó en dirección a la única posada un poco más elegante en Hogsmeade y pidió una habitación, pasaron unos minutos y Hermione tocó a la puerta.

Y como si fuera la primera vez que se tocaban, Hermione se dejó llevar por Draco que la guiaba nuevamente a tocar el cielo más alto con sus caricias mientras en un vaivén ya descoordinado terminaban ahogando sus gemidos con un apasionado beso.

El Poder de las Piedras Preciosas (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora