Trece: Prioridades

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Trece

Prioridades

Draco con sus ojos encendidos de deseo y ahora molestia por la interrupción, rápidamente se separó de Hermione que lo miraba expectante. Tomó del velador su varita y se asomó por el pasillo e indicó con ella el aparato interno del timbre para silenciarlo.

- tienes que atender- le dijo mientras se erguía en la cama con la respiración acelerada viendo como llagaba desnudo nuevamente a la habitación

- no- hablo con voz ronca e impaciente

Se acercó aún más excitado, y suavemente la empujó para volver a acostarla. Con su mano tomó su miembro y lentamente entró en Hermione que se aferraba al cubrecama.

Jadeó. Hermione era capaz de ponerlo excitado en pocos instantes y aunque quisiera durar mucho más, simplemente el cuerpo de la chica y como se entregaba a él lo ponían a un nivel muy alto.

Draco como nunca se movía con un ritmo increíblemente lento, sensual y fuerte. Hermione sentía cada movimiento como si fuera la gloria, aun cuando sabía que alguien estaba en la puerta.

El jadeo de ambos y el choque de sus cuerpos era el único sonido que existía. Draco cuando sintió que ella se tensaba posó su pulgar en la intimidad de Hermione. Y poco a poco el ritmo fue acelerando.

Ambos terminaron acallando sus gemidos y gruñidos en un beso. Hermione se sentía en las nubes, era primera vez que sentía un orgasmo tan intenso y largo. Draco le había hecho el amor de una forma tan firme y varonil.

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Hermione estaba preocupada, ya habían pasado un par de horas desde que ella y Draco se recostaron exhaustos, pero el tema de Astoria la tenía incomoda. Draco estaba aferrado a su cintura y dormía profundamente aun cuando eran sólo las ocho de la noche.

Draco abrió sus ojos lentamente al ver que Hermione se estaba moviendo. Una lechuza golpeteaba en la ventana del living. El rápidamente se puso la ropa, sospechaba que era una carta de Astoria. Pero le preocupaba más, lo que había pasado mientras estaba con Hermione, era extraño que alguien tocara a su puerta, porque la mayoría de sus vecinos tenían una vida tan estrictamente ordenada que sólo se saludaban con un gesto con la cabeza, no había momentos para vida social o cosas así. Nadie excepto de Hermione, Kingsley y Astoria sabían que él vivía ahí. -Astoria- pensó, eso era más que obvio, había recibido la carta y quería aclarar con él el tema.

Sin embargo era contraproducente que Astoria hubiese venido y a la vez mandado una lechuza, por ende, no era ella. Caminó hacia la ventana y cogió la carta -Era obvio- Astoria le había respondido la carta anunciándole por cordialidad que se aparecería a las ocho veinte.

-Sólo faltan 10 minutos- pensó Draco

- ¿qué es?- le preguntó Hermione que aparecía por el pasillo

- Astoria... Me envió esta carta, avisándome que llegara en más o menos diez minutos

- y... ¿Qué quiere?

- necesita hablar sobre lo que le respondí, eso de que yo no me casare con ella y que iría a ver a su padre

- pero si ambos no quieren, no habría por qué tanto apuro... por hablar

- Hermione...- se acercó para abrazarla- yo tampoco entiendo qué demonios quiere el padre de ella y no sé si la está presionando o algo así, sé que estábamos muy tranquilos sin ella y desearíamos que siguiéramos así, pero hay cosas que yo hice sin pensar, sólo con el afán de ayudar a alguien, de entre los pocos que podría catalogar como amigos.

El Poder de las Piedras Preciosas (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora