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Escalofríos recorrían su espalda, sus pasos estampando resonaban por el largo pasillo. La saliva que tragaba resbalaba con dificultad por sus cálidas y secas entrañas.
—Wilbur, are you okay? (Wilbur, ¿estás bien?)— Murmuraba de forma suave y con extremo temor. Su nerviosismo se hacía cada vez más grande, se desplazaba de forma inquieta hasta su estómago, que ante esto empezaba a doler; su presentimiento le estaba dando la razón.

Con resquemor terminó de abrir la puerta, encontrando la más horrorosa escena, Wilbur que ahora sin vida, se posiciona contra la cama con chorros y chorros de sangre, que constantemente caían de sus muñecas y ojos cuál río en verano.
—WILBUR, WHAT THE FUCK DID YOU DO?! (WILBUR, QUE MIERDA HICISTE?!)— Sus ojos se aguadaron y dejaron caer miles de lágrimas, sin pensarlo tomó a este entre sus brazos, el cuerpo inerte de Wilbur no daba señales de ninguna mejoría.

Le agitaba con horror, con la esperanza que el contrario estuviera vivo.
I'ts your fault... (Es tu culpa...)— Alex logró escuchar en la lejanía una voz, su rostro enrojecido y completamente húmedo trataba de reconocer de donde venía esa voz. Al darse media vuelta se encontró con Wilbur nuevamente y de pie.
— W-what...? (Q-qué...?)— Soltó sin aliento, cómo si el alma se le hubiese escapado del cuerpo.

Trató de acercarse entre gateos, notando el mar de sangre bajo el cuerpo de ambos. — The accident. (El accidente).— De un momento a otro caía en la nada, sus brillantes ojos por las lágrimas no podían creer lo que estaba sucediendo. Y como si de una película se tratara; las cálidas gotas se separaban de sus pestañas y volaban en cámara lenta por el aire. — No... N-no, please no... (N-no, por favor, no...) — Soltó finalmente cayendo con fuerza en su cama, dejando sin aire al azabache, despertando de la pesadilla, consternado y repleto de miedo.

—Fuck... Not again... (Mierda, no de nuevo)... — Resonó en la habitación, arrastrando la manga de su pijama por sus ojos, donde las pestañas húmedas se abrieron al final, dando paso a sus pupilas para mirar la habitación. Ese sueño cada día se hacía más recurrente, estaba aterrado. La actitud de Wilbur cambió los últimos meses, lo cual provocaba un gran estrés en el chico, eso sin mencionar la preocupación y el cansancio.

Debía levantarse, era más, mucho más de medio día. Tenía planeado hacer stream, sin más se preparó, se duchó y gracias a su pereza no se alimentó. Al encender stream saludo a sus viewers energético, las órbitas en su rostro se iluminaban gracias a la pantalla que mostraba el logo de minecraft, era semana de Karmaland, su humor mejoró y el miedo solo se desvaneció.

Reía y se mostraba contento tratando de plantarle minas a sus compañeros, en especial a Rubius, sus carcajadas iluminaban la casa, y los oídos de Quackity eran bendecidos al oír la melodía de la risa del rubio. Usaba música y distintos sonidos para ser gracioso, lo cual funcionaba a la perfección. Se sentía a salvo. — Eres mi patito. — Se escucha de fondo en la pantalla de stream de Quacks, la voz provenía de Rubius.

Notó un montón de notificaciones resplandecer como luciérnagas desde su teléfono, lo cual trató de ignorar. Dándole vuelta al antes mencionado, dejando la pantalla contra el escritorio, regresando su vista al juego, y así continuando con su plática con el mayor.
Quackity, de verdad tienes una memoria terrible, el otro día me contaste una historia como, 5 veces. ¡En, fin!, hay un lugar delicioso de fondue. Meten la fondue en el pan y todo. — Contaba con una sonrisa el oso, a lo que Quackity responde; — ¿Qué metieron, que, en donde?— Soltó una risilla coqueta, ante su pequeña bromita de doble sentido.

—El quesito en el pan, el quesito fundidito en el pan. — Decía el rubio. — Ay, AY. Oye, suena riquísimo, me llevas?— Dice el azabache, con una linda sonrisa en el rostro, volteando algunas veces a la pantalla secundaria para leer brevemente las donaciones. —Hombre, si me visitas te llevo. — Escuchó desde los auriculares.
AY, RUBIUS YO ENCANTADO, así bien fácil le caigo a Andorra. — Mostraba entre risillas la emoción que esto conllevaba.

Pasaron largos minutos en pláticas con Rubius sobre aquel puente de madera en el juego, sus notificaciones resplandecen sin parar en la blanquecina mesa. Notaba esto de reojo, así que con la excusa que tenía mucha hambre se despidió; y finalmente cerró stream.

Ahora qué chingados...? — Dijo disgustado ante tanta notificación, observando la serie de mensajes que se encontraban sobre sus esa pequeña barra en su celular, tanto de Komanche, como de Luzu, era extraño, incluso había mensajes de gente que no intercambiaba mensajes.
Pero hasta arriba se veía de último mensaje enviando por Wilbur. "Do not believe them. (No les creas)". Asustado de aquella orden, salió de su WhatsApp y reviso por encima las notificaciones restantes.

Varias noticias de salseo lograba apreciar. "The Youtuber Wilbur Soot, seen on the boulevard kissing a girl. (El youtuber Wilbur Soot, visto en un boulevard besándose con una chica)." Sin pensarlo leyó la nota con el corazón en su mano, sintiendo el calor bajar de su rostro a sus manos, las cuales temblaban. Varias fotografías se mostraban en el artículo, las mismas que yacían en su galería gracias a que sus contactos habían mandado esas, más otras que no se encontraban públicas.

Solo las personas cercanas a su círculo de social conocían la relación que tenía con Wilbur, era vergonzoso, se sabía que tenían una relación a ligera distancia. Lo cual era lo que le molestaba más, que incluso teniéndole medianamente cerca le haya puesto los cuernos. Tan solo tuvo que verificar los chats de WhatsApp de sus otros contactos para enterarse de que aquella chica era su amante de hace meses. Con quien incluso había salido a cenar. Su nombre era Christina, lo cual era gracioso, puesto que él se la había presentado en una ocasión.

Con su rostro reflejando decepción, se dirigió al chat de su "novio", no sentía dolor, le quería, era un hecho, sin embargo, no necesitaba su amor, le había tratado como un completo extraño al traicionarle. Lo esperaba, su repentino cambio de personalidad hacia Alex pasando las semanas era algo anormal. Siempre estuvo lejos de su corazón, nunca logró entrar en él. Era más la traición de los años de conocerse que cualquier cosa. La vergüenza de ser el cornudo, de ser cambiado por otra persona por no ser suficiente. No podía sentir celos de aquello. Solo una profunda decepción.

A pesar de saber que, realmente, el amor por Wilbur no era tan grande, le hacía no entender por qué sentía lo que sentía, por qué lágrimas caían de esa forma. Sin poder negarse, leyó los más de 40 mensajes que le había puesto Wilbur. Tenía que saber la historia completa. Sin esperar que la situación tomara el rumbo que tomó.

1162 p.

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Ojos negros. - 𝑸 & 𝑹;;,Donde viven las historias. Descúbrelo ahora