O1O.

208 24 4
                                    

— Vamos, patito. — La dulce voz de Rubén abrazó al contrario llevándole de a poco a la entrada, no quisieron despedirse de nadie, ambos ansiaban, que lo más rápido posible tuviesen un poco de privacidad, para hablar, para derretirse entre miradas, miradas que dejaban a notar el coqueteo que los chicos se dedicaban. Rubén buscaba hundirse en sus ojos oscuros, su mirar reflejaban el pasar de muchas almas blancas, qué encantadas se deleitaban con el angelical rostro de Alex.

Quackity acurrucaba su cuerpo en el asiento dirigiendo su tímido mirar al oso, quién manejaba tranquilo y con cuidado, el menor, contento, observaba la luz de los faros, deslizarse por el rostro del mayor, iluminando por momentos sus cabellos albinos.

Era tan hipnótico, no creía que ese creador de emociones confusas le hubiese besado, de tantas personas atractivas en aquella fiesta, en esta vida, decidió fijarse en él. ¿Por qué? Se cuestionaba, aunque no en sus pensamientos, realmente le había dirigido la pregunta.

—¿Por qué, qué? — Repitió tierno dibujándose una fina sonrisa en sus labios, escuchando de forma atenta. —¿Por qué me besaste?— Sus oídos fueron bendecidos con el sonido de la risita tonta de Rubius, que sin poder suponerlo acercó su mano, lenta y cariñosa, sobre la pierna del chico, dejando esta finalmente a mitad de su pierna, donde apretó leve.

— Porque eres encantador Alex. — Eso dejó aún más dudas en sí mismo, y no apartó su vista en ningún momento para conseguir más que esa respuesta. —Porque me gustas desde el primer instante que te vi, cuando te conocí no pude creerlo, realmente existían una persona tan dulce y divertida. Tu belleza me cautivo Alex, no dejé de pensar en ti nunca, ansiaba tanto verte, ansiaba tanto tenerte cerca. — Su confesión fundió el corazón del chico, quien ahora deseaba enormemente llegar a casa, para abrazarlo, para besarlo.

— Me gustas mucho, Rubius. — Soltó, si no fuera por el alcohol, nunca hubiese podido confesarse, de ninguna manera hubiera agarrado las agallas para contestar, de decir nada.

Rubén sintió como su piel se erizó, no lo creía, ahora él se había sonrojado, él había caído en los encantos del chico.

Ambos a lo largo de los minutos llegaron a casa, nerviosos y tímidos pasaban por el pasillo. Rubius fue el primero en soltar un suspiro haciendo un poco de ruido en el ambiente para poder abrir la conversación. Sus ojos perversos paseaban por el cuerpo del menor, que al poco se acercó y le envolvió en un cálido abrazo, tenía clemencia de él, de todo lo que podría provocar en su ser. Su mirar dolía, y mataba, pero de una forma tan melancólica y dulce que podría dejarse lastimar siempre, lugar que anheló con locura, su casa donde sintió amor por primera vez, se sentía como en una fantasía.

Esa casa ahora era un recuerdo y querer, donde vivía la felicidad de ambos, donde se guardaban sus pensamientos y confesiones, el sitio que cobijó su querer.

Buscaban descanso y cariño.

La delicadeza que mostró el pato al mirarle provocó mil juicios en Rubius, quién no pudo aguantar, y se unió a él, tomando sus labios con pudor de hacerle daño, quería guardar con gratitud esa sensación, la danza de ambos iba a la par, habían congeniado tan bien, que no necesitaban aire para respirar.

¿A dónde iban?, al interior, directo a la habitación del mayor, sabían que ambos se querían en ese momento, más que quererse, se deseaban, deseaban sus aromas, deseaban sus caricias y sus miradas coquetas, ansiaban ese acercamiento.

Con cuidado ambos se sentaron en el borde de la cama, hundiendo sus manos, enlazando cada dedo y descansando sus manos en el regazo del azabache, apretaban su agarre de forma cariñosa, mientras la habitación se llenaba de sonoros besos y suspiros, Alex dejó salir sin quererlo un gemido, un afable gemido, que puso alerta al mayor. Él era el culpable de aquello por morder su labio inferior.

— E-espera...— Mencionaba aturdido el azabache, quien con su mano libre tapaba la leve erección que había tenido, tratando de que Rubius no lo notara. El último mencionado dejó caer su frente en el hombro del chico. 

Era demasiado por calmar, tenía tiempo que no se sentía así, ni siquiera con su ex pareja había sido así. Wilbur, ¿qué clase de amor le había enseñado a Quackity?, que ahora todo se sentía tan nuevo, todo lo que creía acerca del cariño quedó en el olvido, era lindo.

Las manos del oso quedaron la cintura contraria, dando leves presiones y acariciando con su dedo pulgar. — ¿Puedo continuar? — Preguntó delicadamente, aunque el cuerpo de Quackity pedía a gritos que se le fuera dado más atención, el chico avergonzado trató de negar, notado leves mordísqueos en sus hombros, era un gesto dulce, coqueto, lleno de mil emociones que asimilaba el más pequeño.

Y de nuevo, sintió los labios de Rubén, presionar los suyos, Quackity expectante correspondió teniendo una experiencia nueva, su lengua conocer la boca del contrario, el peliblanco le había dejado un dócil mimo con su lengua en sus labios, rogando entrar, a lo que no se negó, al contrario, se sumió en sus deseos y dejó ser.

La erección subía levemente, así como el calor en su vientre y rostro. Quackity fue el único en notarlo, además de sentirlo en su propio cuerpo, lo sentía sobre su mano, que en ningún momento se movió de ahí, e involuntariamente presionó, a medida que se hacía ese movimiento, jadeaba, y un gemido juguetón se escapó de sus labios, mientras sus cejas se arqueaban leve.

 — Alex, ¿está todo en orden?— El oso preguntó sobre sus labios, pegando su mirada por todo su cuerpo, encontrándose con la mano sobre su regazo, curiosamente pegada en su entrepierna haciendo leve presión. Carmesí fue el color que se tiñeron sus mejillas al notar lo que significaba.

Alex, saliendo de su trance, y ahora avergonzado, llevaba su mirada a donde el mayor la tenía, rogando a cualquier dios existente que Rubén solo ignorara este hecho. Pero, no fue así, el de mayor altura quitó su mano encontrándose con el bulto bajo la ropa, doliente.

— P-Puedo explicarlo...— Tartamudeaba nervioso, volviendo a taparse.

1057 p.

— <3


Chicos, tengo un montón de inspiración, voy a andar actualizando sin importar que los capítulos sean cortos. Jeje



Ojos negros. - 𝑸 & 𝑹;;,Donde viven las historias. Descúbrelo ahora