Dalila se observó nuevamente al espejo, realmente se veía ridícula, demasiado para poderlo tolerar.
— No luces mal. — Mehmed sonrió, viéndola desde la cama.
— Luzco como un maldito pollo. — lo miró molesta.
— Las señoritas decentes no maldicen Dalila. — el principe sonrió divertido.
— Que bueno que no soy decente. — la joven guiñó un ojo hacia el, mientras el se levantaba de la cama.
— Aunque si te molesta mucho, siempre puedo quitartelo. — Mehmed susurró sobre su oído, dejando un beso en su cuello.
— ¿Desde cuando eres tan sinvergüenza? — Dalila lo miró divertida. — Cuando te conocí no podías ni decir dos palabras correctamente en mi presencia.
— Estos meses me han servido de ayuda. — sonrió, volviendo a la cama.
— No me gustan los vestidos y no me acostumbro a ellos, prefiero los pantalones. — ella se lanzó a la cama junto a el. — Aunque aun puedo derrotarte en combate con este ridículo vestido puesto.
— Solo me derrotaste una vez y fue porque tu belleza me distrajo. — le sonrió.
— He escuchado que cada perdedor encuentra el modo de consolarse. — Dalila mordió levemente su labio. — Tal vez pueda probarme otro vestido.
Y con la poca delicadeza y sensualidad que la caracterizaba, dejó caer su vestido, todo ante la atenta mirada del príncipe, quien la observaba fijamente, con la mandíbula desencajada.
— ¿Se ha quedado sin palabras nuevamente? — Dalila sonrió coqueta, tomando otro vestido.
— Soy un gran admirador del arte, no puedes culparme. — el príncipe se acomodó de mejor forma sobre la cama, observando a la joven vestirse nuevamente, ahora con un hermoso vestido color rojo.
— El rojo siempre me hace ver mas hermosa. — ella sonrió, observandose en el espejo.
— Diría que te ves mas hermosa de otra manera. — Mehmed sonrió.
— Su alteza. — un guardia tocó la puerta, mientras Mehmed asentía. — La señorita Clara desea verlo.
— Oh, llegó la esposa oficial. — susurró Dalila con burla. — ¿Debo escapar por la ventana?
— No es mi esposa, solo es la futura madre de mi hijo. — Mehmed la miró, intentando no reír. — ¿Estas celosa? Porque tu podrías ser mi esposa si así lo desearas.
— Que entre la señorita, no vaya a desesperarse ahí afuera. — Dalila sonrió de forma sarcástica, mientras el guardia asentía saliendo. — Por favor, ya desearías que yo estuviera celosa príncipe.
La joven soltó con desden haciendo reír a Mehmed.
— Me parece que ha olvidado que estoy aquí secuestrada, no por mi propia voluntad. — la rubia sonrió.
— No parecías muy obligada anoche en mi cama. — el príncipe le guiñó un ojo, cortando la conversación, justo cuando la mujer entraba.
— Su alteza. — susurró con la voz mas horriblemente dulce que Dalila había escuchado, haciendo que girara los ojos asqueada.
— Clara. — susurró el de forma cortes.
— Mi príncipe, no sabia que estuviese ocupado, lamento interrumpir. — ella sonrió dulcemente.
— Oh Allah, vomitaré en cualquier momento. — susurró Dalila para si misma, haciendo que una sonrisa divertida apareciera en el rostro de Mehmed.
— ¿Quien es ella su alteza? — preguntó Clara confundida, mirándola fijamente, pues no recordaba haberla visto antes en el harén.
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La amante del príncipe
Fanfic~ Dalila, una mujer musulmana libre. ~ Mehmed, un príncipe de la dinastía Osmanlí. "¿Como no iba a enamorarme de ti? Solo mírate, eres la razón por la que un ángel quisiera pecar y por la que un demonio quisiera redimirse." Saga "Principes de la di...