DOMINIC
Cancún es lindo, pero ya. No hay nada extravagante y me aburro la mitad del tiempo que pasó allí. Las playas son lindas y las bebidas saben bien, pero no es nada que no pueda encontrar en otro lugar. Los clubes nocturnos son otro aburrimiento, me acechan las hembras buscando mi atención, pero llega un punto en que no les contesto y miro los mojitos que Kylie dijo que los hacían ricos. La verdad no mintió, incluso en el hotel, que dijo que ya se hospedó hace unos años, hay camas de agua cómodas.
Quisiera decírselo.
Paseo por algunos de los lugares que Shelly me asignó pero nada es tan entretenido, de hecho la regaño por teléfono mientras ingreso al casino.
—Me mandaste a una boutique, ¿Qué mierda quieres que yo haga en una boutique, Shelly?
—Oh, diablos, ¿Era una boutique? En internet se veía una tienda muy bonita y bueno, pues la anoté, no sabía lo que era.
—Para guía turística, eres buena bailarina.
—Oye, que te he hecho un plan de diversión en una noche y ni gracias has dicho.
Le cuelgo cuando terminamos de hablar y me adentro en la relojería. Una boutique…¿Acaso esperaba que me comprara faldas? Recorro la relojería y busco algo decente. Me compro dos accesorios y mi mirada cae en la sección de mujer. Hay de todo tipo con miles de decoraciones distintas. A ella le hubiera gustado el de perlas brillantes.
—¿Quiere llevar uno para su esposa, señor?— la dependiente está a punto de mostrarme los de mujeres—. A nuestras clientas les fascinan los rolex de…
—No busco femeninos, gracias. ¿Cuanto es lo mío?
—Mmm—hace una mueca entre maravillada porque no tengo ninguna esposa y asombrada por la forma brusca en la que le hablé. Me acepta mi tarjeta y cuando me devuelve el ticket veo la nota que también entra en la bolsa—. Que tenga buena estadía, señor.
Me largo de allí y me guardo su número en el bolsillo. Tal vez lo use. Al volver al hotel me distraigo en el casino unas cuantas horas, gano algo de dinero, pero termino aburriendome. No quiero estar aquí, no hay nada interesante, estoy solo y aburrido, por lo que no tardo ni dos días más en abordar un avión de regreso. Shelly y sus estúpidos planes, ya ni siquiera seguí su lista de actividades, me busqué unas nuevas, pero no fue suficiente para satisfacer mi entretenimiento.
Bryce me llama justo antes de subir al avión y mi medicamento para el sueño me hace el efecto suficiente como para no poder atender. Le devuelvo la llamada en cuanto piso tierra firme.
—Viejo, ¿Cómo van las vacaciones?— pregunta.
—Estoy volviendo.
—¿Me estás jodiendo?
—No, me aburrí y me vine antes, acabo de aterrizar en Virgina, en cuarenta y cinco minutos subo al otro vuelo. ¿Me recoges en Londres?
—Claro que no. No vas a volver a la estación, no pasaron ni cinco días desde que te fuiste. Esas no son vacaciones, no es nada. Es como un recreo de diez minutos.
—Ya me relajé, estoy genial y es hora de volver a trabajar antes que se manden alguna cagada.
—Todo está muy controlado por aquí, de hecho ayer le informé a la Asamblea los últimos acontecimientos y estuvieron fascinados por mi trabajo. Así que no tienes que preocuparte, que aquí todo está en orden. Tú debes tomarte un descanso. En cinco años has vivido metido en la estación, necesitas respirar aire nuevo.
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IRREMEDIABLES [•2]
Teen FictionLibro 2 de la Bilogía INCONTROLABLES Fuego. Eso arde en el interior de Dominic Blake. Ira constante. Furia controlada. Cierta persona lo dejó ardiendo en su propia llama y esta parece no querer apagarse después de su partida. Dom tiene un propósito...