Narra Mia
Acabo de borrarle la memoria a Víctor y siento como las lágrimas corren por mis mejillas. Bajo corriendo al piso de abajo para encontrarme con mi hermano. Al verme llorar, me pregunta que ha pasado y yo se lo explico todo.
- Vale, tranquila. Vamos a llevarlo a su casa.
Subimos de nuevo a mi habitación y, entre los dos, le llevamos fuera de casa. Estamos pensando en como meterlo en su habitación, cuando aparece Miguel con el pantalón roto y aguantando un trozo de él el su brazo. Empiezo a entrar en pánico al ver que tenemos dos problemas en vez de uno.
- Eh, calma. - me dice Marcos - lleva a Miguel dentro e intenta curarle la herida. Yo llevo a Víctor.
Asiento con la cabeza y voy a por mi hermano mediano.
- Se ve que no aprendo de tus errores hermanita. - me dice juguetón
- Ni de los tuyos tampoco.
- Al menos ahora ya se por que escapaste del hijo del jefe de juegos.
Me paro de golpe al escuchar esas palabras.
- Enfadate todo lo que quieras por haber hecho lo mismo que tu, pero no te pares, que me voy a desangrar. - me dice antes de que pueda reprocharle - ¡Venga!
Vuelvo a caminar acelerando un poco el paso.
- Tendría que dejarte aquí. ¡Sabes muy bien lo que pasó la última vez! ¿Por qué siempre piensas solo en ti mismo?
- ¡No puedo evitarlo! Ya lo sabes. Y no tienes derecho a reñirme por algo que tú también hiciste.
Suspiro y entramos en casa. Miguel se sienta en el sofá y yo voy a por el botiquín. Cuando vuelvo, se ha quitado la camiseta y ya no tiene el trozo de pantalón en la herida, por lo que puedo ver a la perfección el corte que tiene. Hago una mueca de asco.
- Verás la cicatriz que se te va a quedar después de esto. - le digo bromeando - Será incluso más guay que la mía.
Empiezo a desinfectarle la herida y, como no, Miguel no para de quejarse.
- ¡Ya vale! - le grito cuando hace un gesto brusco para apartar el brazo - Sabías lo que hacias y a lo que te arriesgabas, así que ahora te aguantas un poco.
Vuelve a poner el brazo donde lo tenía y, cuando acabo de desinfectar, le pongo una venda alrededor de la herida.
- Cada día nos parecemos más, hermanita.
Niego con la cabeza y voy hacia la puerta para ver a Marcos volviendo de casa de Víctor. Voy a extrañar tanto a ese chico...
- Ya está en su casa. - me informa el chico cuando llega a mi lado - ¿Como está el idiota este?
- Vivo. Ve a verlo si quieres. - le digo señalando a Miguel que sigue en el sofá.
- Mejor que vaya a cambiarse porque están a punto de llegar mamá y papá. Esperemos que no le griten demasiado. Aunque se lo merece.
Asiento con la cabeza y voy hasta el sofá para decirle a mi hermano que vaya a cambiarse y que, de paso, se prepare para los chillidos de nuestros padres.Un rato después, mis padres llegan a casa. Miguel aún sigue arriba así que Marcos le va a buscar.
- Hola, Mia. ¿Donde están tus hermanos? - me pregunta mi madre mientras cuelga la chaqueta en el perchero de la entrada - ¿No venía Víctor hoy a dormir?
Cuando pronuncia el nombre de Víctor un montón de sentimientos me invaden. Culpa, tristeza, miedo... Me siento como si hubiera matado a alguien y, en parte, me estoy matando a mí misma.
- Al final no ha podido venir. - digo por fin - Le ha surgido un problema en casa.
- No les mientas. - Marcos aparece por las escaleras con Miguel detrás - Se lo vamos a tener que contar, y cuanto antes mejor.
Mis padres no entienden nada de lo que estamos diciendo. Les hacemos sentarse en el sofá antes de decirles nada.
- ¿De qué hablas, Marcos? - pregunta mi padre extrañado - ¿Que es lo que nos tenéis que contar?
Suspiro y vuelvo a mirarles. Sin embargo, Miguel habla antes de que pueda decir nada.
- He estado haciendo misiones para el jefe de juegos otra vez...
Mis padres abren los ojos como platos.
- Y esta noche... He huido del nieto del jefe de juegos...
Mamá se levanta en un segundo del sofá. Está muy enfadada.
- ¿¡ESTÁS LOCO!? ¿¡EN QUE PENSABAS!?
Papá intenta que se relaje un poco y Miguel sigue con la cabeza baja.
- ¿¡Recuerdas lo que pasó la última vez!? ¿¡Recuerdas que tuvimos que dejarlo todo en pocas horas por el mismo motivo!?
Mi madre sigue gritando y Miguel asintiendo mientras mira al suelo. Marcos y yo observamos la escena. Recuerdo cuando yo estuve en el lugar de mi hermano. Recuerdo la horrible sensación de que mi madre me gritara.
- No esperaremos a que llegue el mensaje. Nos vamos ahora mismo. - anuncia mi padre - Empezad a hacer las maletas. Tenéis una hora.
Los tres subimos a la habitación y recogemos todo.
Cuando termino con lo mio, voy a la habitación de Miguel. Llamo a la puerta.
- ¿Como lo llevas? - le pregunto desde fuera de la habitación.
- Vienes a reprocharme como yo hive contigo, ¿verdad? - pregunta en un tono triste - Me lo merezco por idiota. Seguro que piensas eso de mi.
Entro y me siento en su cama, a su lado.
- Siempre he pensado que eres idiota. Y no, no vengo a reprocharte nada.
El chico me mira sorprendido.
- Solo venía a decirte que no te tortures por ello. Con que lo haga uno de los dos ya es suficiente. - añado con una media sonrisa - Saldremos de esto, ¿vale?
Miguel me sonríe y le ayudo a terminar de recogerlo todo.
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Cicatrices de mentiras
Teen FictionMia Navarro. Una chica de diecisiete años que vive en Barcelona. Alguien que en ninguna ocasión ha pasado desapercibida. Algunos afirman que por su larga cabellera negra. Otros dicen que por sus brillantes ojos verdes. ¿Pero yo? Yo creo que es por...