Despierto en mi cama con dolor de cabeza. No recuerdo que hice ayer, pero no debió ser nada bueno. Apoyo las manos en mi cama pero las quito rápidamente con un quejido. Me palpitan dolorosamente y las tengo muy rojas. ¿Que demonios hice anoche?
Voy al baño y meto las manos bajo el agua fria del lavamanos. Me miro al espejo y me peino un poco antes de salir y cambiarme el pijama por ropa normal. Busco mi camisa favorita en el armario pero no la encuentro por ninguna parte. Busco debajo de mi cama y encima de la silla pero sigue sin aparecer. Decido ir a la cocina a preguntarle a mi padre si la ha visto, pero al llegar veo que aún no se ha levantado.
Me pongo a prepararme el desayuno. Tuesto un par de rebanadas de pan y me pongo mermelada de frambuesa por encima. Empiezo a comer, cuando veo a mi padre entrar por la puerta.
- Buenos días hijo. ¿Como te fue ayer? ¿No me dijiste que ibas a quedarte a dormir?
No logro entender de lo que me está hablando.
- ¿A dormir? ¿Dónde?
El hombre se extraña ante mi pregunta.
- En casa de Mia. ¿Dónde si no?
- ¿En casa de quién? Papá, ¿que dices?
Mi padre cierra los ojos unos cinco segundos y luego los vuelve a abrir.
- No lo se hijo. Serán cosas de la edad.
No termino de entender muy bien lo que acaba de pasar pero sigo comiendo mi desayuno y no le doy demasiada importancia al asunto.
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Cicatrices de mentiras
Ficção AdolescenteMia Navarro. Una chica de diecisiete años que vive en Barcelona. Alguien que en ninguna ocasión ha pasado desapercibida. Algunos afirman que por su larga cabellera negra. Otros dicen que por sus brillantes ojos verdes. ¿Pero yo? Yo creo que es por...