Capítulo XIV

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Narra Victor

Ver a mi tia ahí plantada en la puerta me desconcerta. Hace por lo menos tres años que no la veo y, aún así, no ha cambiado nada. Sigue pareciéndose tanto a mi madre como recordaba. Tanto el cabello castaño, como los ojos azules. Sin embargo, nunca se han parecido en cuanto a la personalidad. 
  - ¿Que haces aquí? - le pregunto extrañado - Papá no está en casa todavia. Volverá por la noche. 
  - ¿No puedo ir a visitar a mi sobrinito? - me dice pellizcándome las mejillas como siempre - Has crecido muchísimo. 
  - Ya no tengo trece años, tia. - le recuerdo mientras me aparto de la puerta para que pueda pasar - ¿Que haces aquí? - le vuelvo a preguntar -
La mujer entra en casa aún sin responder a mi pregunta, deja su abrigo amarillo en el brazo del sofá y se sienta. Me hace un gesto para que me siente a su lado y, de mala gana, voy hacia ella. La tia Laura siempre ha sido una persona algo... Extravagante. Suele usar colores muy llamativos para vestirse y es muy cariñosa. Le encanta el arte: tanto verlo como crearlo. En su enorme casa, tiene una sala entera llena de cuadros i esculturas hechas por ella, las cuales ninguna galeria de arte ha querido exponer. Sin embargo, ha ganado bastante dinero con otros trabajos que ha tenido (además de la enorme herencia que le dejó su padre). Según mi madre, ya de pequeña jugaba con las pinturas y vestia a su manera. No puedo decir que me cae mal, pero no es la persona con la que uno querria pasar la tarde. 
  - Me he enterado de lo de tu madre. - me dice por fin - ¿Como lo llevas?
  - Si has venido por eso, llegas tarde. - le digo si expresión en la voz - Dos años, para ser exactos.
Aparto la mirada. No puedo creer que venga por la muerte de su hermana dos años después de que sucediera. Debo admitir que me siento algo decepcionado de ella. Siempre ha sido de ese tipo de personas que no se entera de nada, pero esto ya es otro nivel.
  - Eso ya lo se. - me dice sorprendiéndome - Pero si hubiera venido antes no hubieras querido hablar del tema. ¿Me equivoco?
Frunzo el ceño sin entender lo que me quiere decir. ¿Hablar de que? ¿De la muerte de mi madre? Un accidente de tráfico no tiene nada de interesante. 
  - Has sido engañado, Victor. - continua diciendo - Han modificado tus recuerdos.
Abro los ojos como platos. ¿Modificado? Las preguntas invaden mi mente pero, antes de poder preguntar nada, la mujer vuelve a hablar. 
  - Por eso he venido. - me explica - Para devolverte lo que te ha sido arrebatado y ayudarte a encontrar el buen camino. A canvio, obviamente de un favor de tu parte. 
  - ¿Buen camino? - pregunto - ¿De que hablas? ¿Que me ha sido arrebatado?
Cada vez quiero saber mas cosas y, en lugar de resolver mis dudas, mi tia va creando más preguntas cada vez que habla. 
  - Acércate, cielo. - me dice cuidadosamente -
Ssurra algunas palabras que no puedo entender en mi oido y, lentamente, voy sintiendo como la cabeza me da vueltas. Empiezo a ver borrosos los ojos azules de la mujer, su cabello castaño, los dibujos de su camisa... Hasta que, finalmente, dejo de ver y pierdo el conocimiento.

Me despierto aún tumbado en el sofá con la tia Laura a mi lado. Siento como el cuerpo me pesa y practicamente no puedo moverme. Poco a poco, varios recuerdos aparcen en mi mente. Mia. Ese nombre vuelve a resonar en mi cabeza, solo que ahora puedo recordar su rostro. Puedo recordar ese color verde intenso de sus ojos, su cicatriz afilada, el rosa pálido de sus labios, el negro oscuro de su cabello. Puedo recordar su olor, su voz, su sarcasmo. De repente, noto una lágrima rodar por mi mejilla. ¿Por que me alejó? ¿Por que me dejó de esta manera? ¿Que hice mal? 
También recuerdo el dia en el que murió mamá. El pánico al recordar esa escena me hace estremecer pero la rabia también llega al ver al padre de Mia dispararle a mi madre. ¿Como pudo ser tan despreciable como para hacer eso? Miro a mi tia con los ojos cristalizados aún estando muy confundido. Todo pasa tan rápido dentro de mi cabeza que no se como reaccionar. 
  - Se que estas confundido, Victor. - me habla la mujer - Se que te duele volver a ver la realidad de las cosas pero por esa razón necesito que me ayudes. Necesito tu rabia, tu dolor. 
Aún no logro procesar toda la información que se me está devolviendo. Los recuerdos de nueve años vuelven precipitadamente creando demasiadas emociones en mi. Sin embargo, intento mantener mi mente abierta a lo que me está diciendo mi tia. No quiero perderme nada de lo que me dice, y menos después de que me haya devuelto la memoria. 
  - Es algo pronto ahora, pero en un par de dias voy a venir a buscarte y vas a venir conmigo. - anuncia mientras se levanta del sofá - Vamos a vengar a tu madre.

Cicatrices de mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora