Capítulo XVI

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Narra Victor

Después de la inesperada visita de mi tia, ha llegado mi padre. La tia Laura le ha dicho que va a llevarme unos dias de vacaciones y él ha aceptado diciendo que lo necesito para desconectar. Ambos han estado charlando un rato hasta que la mujer ha dicho que tenía que irse a terminar de preparar un par de cosas para nuestro pequeño viaje. Yo no he podido hablar en todo el rato , ya que aún estaba procesando todo lo que acaba de pasar. Una vez se ha ido, me he encerrado en mi habitación. Al entrar, veo el portatil con la película aún pausada encima de mi cama. No me apetece seguir viéndola ahora mismo así que quito el CD y apago el ordenador. Me paso las manos por el pelo y miro a mi alrededor. Sin embargo, mi mirada se para en un objeto de mi estanteria. No recordaba la existencia de ese pequeña cinta de pelo verde. La cojo cuidadosamente con mis manos y una media sonrisa se forma en mis labios. Ahora puedo recordar sin problemas de donde salió.

Cuatro años atrás

- ¿Llevas... - empiezo a preguntar entre risas - una cinta de pelo?
La chica se cruza de brazos con una expresión de desaprobación.
- Déjame, ¿quieres? - me dice muy seria - Mi madre me ha obligado a llevarla. Dice que tengo que empezar a arreglarme un poco más.
Yo sigo riendo hasta que Mia me pega un codazo.
- ¡Oye! - me quejo - Eso duele.
- Te pasa por reirte de mi. - dice sentándose en el cesped de mi jardín - Ya se que es ridícula.
Suspira mientras arranca la hierba con su mano.
- No lo es - respondo sentándome a su lado - Te queda bién. Te resalta los ojos.
Ella me mira con las cejas levantadas.
- Pues si a ti te gusta, - me dice mientras se la quita dejando su pelo negro suelto - quédatela.
Abro los ojos como platos mientras sostengo la cinta en mis manos. La chica me dedica un intento de sonrisa y yo me guardo el objeto en el bolsillo.
- Seguro que a ti te queda mejor que a mi. - me dice burlona - Hasta te la podrías llevar puesta al instituto.
Ahora soy yo el que le da un codazo a ella.

Actualidad

El hecho de poder volver a recordar ese momento hace que un montón de emociones vengan a mí y tenga que esforzarme para que las lágrimas no salgan de mis ojos. Creo que ahora empiezo a entender porque me borró la memoria. Mia no quería que sufriera por no tenerla conmigo y supongo que, al menos por un tiempo, funcionó. Sin embargo, ahora que lo recuerdo todo, me duele que se haya tenido que ir, y aún me duele más la manera en la que tuvo que hacerlo. Dejarlo todo de la noche a la mañana y mudarse a un país completamente diferente al suyo no puede ser facil, y menos si es en contra de tu voluntad. Ella me dijo que no quería irse, y aún así tuvo que hacerlo por culpa de su hermano. Siempre supe que la impulsividad de ese chico iba a traer problemas.
De repente se me viene a la cabeza lo último que me ha dicho mi tia Laura. ¿Vengar a mamá? Pero si el padre de Mia fue quien la mató... Abro los ojos como platos al darme cuenta de lo que eso significa. No puedo hacerle eso a Mia, ya ha sufrido bastante como para encima tener que lidiar con eso. Por otro lado, él tiene la culpa que ella se haya tenido que ir y que mi madre ya no esté aquí. Además, lo único que ha aportado ese hombre es mal, así que ¿por que no hacerlo?
No puedo aclarar mi mente. Una parte me dice que debo vengarme de él pero, por otra parte, no quiero que Mia sufra.
Finalmente decido que lo mejor es acabar con todo esto, liberar a Mia y vengar a mi madre.
Saco mi teléfono para escribirle a mi tia pero vuelvo a guardarlo antes de desbloquear la pantalla. Pienso que si va a venir a buscarme en unos dias, puedo confirmarle mi decisión en ese momento.
Si tan solo pudiera escribirle a Mia... Sin embargo ella nunca me dio su numero, supongo que fue por si pasaba lo que ha pasado. Tampoco tuve la necesidad de pedirselo nunca, ya que vivia al lado y en cualquier momento podia ir a su casa.
De repente, oigo como alguien llama a la puerta de mi habitación. Me levanto perezosamente y abro la puerta. Es mi padre.
- ¿Qué te apetece cenar? - me pregunta apoyado en el marco de la puerta - Hay pasta, arroz...
- Pasta me va bién - respondo antes de que termine -
Él asiente con la cabeza pero no parece tener la intención de irse.
- ¿Hay algo más que quieras decirme, papá? - le pregunto -
Abre la boca como si fuera a decir algo pero vuelve a cerrarla.
- No es nada, hijo. Iré a hacer la cena.
Me quedo algo perplejo ante su respuesta pero decido ignorarlo y volver a cerrar la puerta de mi habitación.

Cicatrices de mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora