Enamorado de un gato arisco

Amar con libertad

Cálido. Todo parecía tan cálido ahora.

Arthur limpió con cuidado sus pequeñas heridas en las manos y sus brazos. Los pinchazos en sus piernas dolían un poco, pero no era algo que no pudiera soportar. Ahora toda su atención estaba concentrada en su corazón acelerado.

Y todo por el recuerdo con Alfred.

Esa tarde, lo abrazo en seguida y no se separaron en toda la velada. Alfred se había mostrado inquieto al principio porque estaba preocupado por las heridas de Arthur, pero Arthur insistió que estaba bien y que quería ver fervientemente las fotografías de Al, y si este no accedía a llevarlo a ver la exposición, se enfadaría con él y no le volvería a hablar. Con esa amenaza, Alfred accedió pero con una condición, irían a la casa de Alfred al terminar la exposición. como estuvo al pendiente de él toda la velada.

Arthur había creído que la condición de Alfred había sido vergonzosa, pero no era nada comparado con la que vería en la exposición. Había tantas y diferentes fotografías, pero la que llamó la atención, había sido una de un chico en medio de las rosas, un chico que resultaba ser él.

Arthur podía jurar que mas de una persona lo miró por culpa de la fotografía, lo que hacia que quisiera que la tierra se lo tragara.

<<¡En qué estaba pensando Alfred! >> Pensó Arthur sumergiéndose en la bañera de agua caliente.

Había pasado tantas cosas en un mismo día. Arthur sacó la cabeza del agua y contempló sus manos. El agua limpia había echo que las cortadas ardieran y el recuerdo de lo que había hecho regresó a su mente dispersa. Había escapado de casa, y ahora estaba en la casa de Alfred, refugiándose de sus hermanos quien sabe, por cuanto tiempo. Alfred lo había tranquilizado una vez escuchado su pequeña aventura y era agradable que Alfred no lo hubiera sermoneado.

toctoc.

Sonó la puerta que enseguida se abrió.

-Arthur, deje ropa adentro para que te cambies y llegó la pizza. no tardes.

Dijo Alfred desde el otro lado de la puerta, entonces Arthur salió del agua y comenzó a secar su cuerpo para cambiarse y salir.

La habitación de Alfred estaba tapizada de imágenes que Arthur no comprendía porque eran parte de su decoración. Había algunas muy bonitas de flores y paisajes, pero también había de gente cualquiera caminando y el cielo azul con un cumulo de nubes y fachadas de edificios, también había historietas apiladas en un rincón que eran acompañadas por un par de discos de vinil a un lado de un tocadiscos pequeño.

-¡Taran! ¡No hay nada mejor que esto! -Decía Alfred entrando a la habitación con dos cajas blancas de pizza-Bueno, tal vez las hamburguesas. ¿Y que tal el baño Arthur?

-¿Umh? Ah, bien. Fue relajante después de ver tanta gente en un solo lugar.

-Si lo note. Estabas tan nervioso que tus orejas y cola no dejaban de esponjarse. Pensé que saldrías de ahí corriendo en cualquier momento.

-Eso hubiera sido grosero. -Refunfuño Arthur.

-Bueno, antes de comer veamos tus heridas.

-¿Ah? pero no son tan graves. no importa.

-Claro que importa.

Alfred entró al baño y salió con un botiquín de primeros auxilios, hizo una seña para que Arthur se sentará en la cama a su lado y tomó un algodón con una sustancia rosada.

-Esto puede arder un poco. Se valiente.-Dijo Alfred, tomando con cuidado la mano de Arthur.

-No soy un niño Al.