10.1

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Está era la situación, acababa de regresar del mercado y había un perro en su sala más desorientado que él. Era bonito, si no hubiera comenzado a ladrar cuando entraron, Harry hubiera pensado que era otro peluche de los que Louis le regalaba a Milo. Pero este era de verdad y estaba rodando por el piso con su hijo que había quedado enamorado del perrito.

- ¡Mira mami! ¡Tiene rulos como nosotros! - había chillado Milo apenas lo vió.

- Si amor... - respondió, escribiendo rápidamente al culpable de la presencia del animalito.

Resulta que la promesa del perro negro y en lugar del rojo y todo eso había sido cierta, demasiado. No le sorprendió cuando Louis afirmo que se llamaba Clifford y Milo estaba encantado con Clifford el pequeño perro negro.

Miró la hora, Louis había entrado a trabajar hacía veinte minutos, debió haber dejado al perro y una bolsa de comida antes de marcharse, no saldría hasta media tarde así que Harry se hizo la idea de que era su responsabilidad.

No lo juzguen, adoraba los animales y siempre quiso una mascota para Milo, pero tal vez en unos años. Pero bueno, ahí estaba, todo adorable con su niño, Harry lo dejo estar mientras se dirigió a la cocina a preparar el almuerzo, hablando con Louis mientras tanto.

- Mami a Clifford le gustan mis pantuflas mira - Milo correteo en la cocina con el perro entre sus brazos, este tenía una de las pantuflas nuevas de su cachorro.

Harry se apuró en quitársela, observando que aún servía. Pero el perro con sus dientes de bebé había dejado marca.

- No dejes que agarré estás cosas, Milo, si no aprenderá a romperlas - ambos, cachorro y cachorro lo miraron con ojos de perrito antes de volver corriendo a la sala.

El omega suspiró, algo le decía que no sería la primer cosa que el perro rompería. Saldría a comprarle un juguete más tarde y esperaría lo mejor.

Al menos el tanto jugar gasto las energías de Milo y Clifford, apenas llenó sus pancitas ambos estuvieron deshechos en el sofá para una siesta, tiempo que Harry aprovecho para poner algo de orden y terminar un diseño que debía enviar. Las siestas de Milo nunca duraban mucho desde que tenía dos años, así que no tuvo mucho tiempo para él solo.

Pudo ducharse, cepillarse el cabello y hasta ponerse sus cremas lo que era mucho, luego respondió emails de la empresa, en su mayoría sus colegas publicistas chequeando como iba cada uno, tenían agendada una reunión en la ciudad dentro de un mes y Harry realmente no quería ir, pero no le quedaba de otra.

Era un solo día pero debía dejar a Milo, tomar el tren de dos horas dos veces y soportar a sus compañeros, no eran malos, pero estaban en otro momento de sus vidas por lo que Harry muchas veces no conectaba con ellos y se aburría.

Más adelante se preocuparía por ello, ahora la siesta y el turno de Louis había terminado, por lo que Harry estaba preparando la merienda para todos mientras la sesión de juegos entre Milo y Clifford se reanudaba.

Harry oyó el jeep de Louis estacionarse y su omega se crespo en anticipación, observando la puerta en los segundos que el alfa caminó entre la camioneta y la casa.

Dió una mirada rápida a su cachorro, notando tiernamente como él también había sentido que su padre se acercaba, parándose con ansias a un lado de la puerta con Clifford atrás, esperando a que toque y...

- ¡Lou! - abrió la puerta y el alfa entró, alzando al cachorro y dándole un besito en la frente.

- ¡Hola pequeño! ¿Y a quién veo aquí?

Louis se agachó y con su brazo libre tomó al cachorro que había comenzado a ladrar al ver que le habían quitado la atención por un segundo.

- ¡Es Clifford! ¡Apareció aquí! Es mágico y muy bueno - la sonrisa del niño era enorme.

beach boys [ social media l.s ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora