20.1

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Dos días antes de su cumpleaños, cayó una nevada inusual que dejo todo blanco y los obligo a quedarse en casa encerrados, y problema que se hacían ellos.

Louis se salvaba de saludar a los familiares que llegaban antes de tiempo a la casa de su madre y a su vez podía tener a un Harry, quien andaba muy cariñoso últimamente y todo el día.

Decoraron toda la casa con luces y colores rojos, verdes y dorados muy navideños, las decoraciones de Milo abundaban y le daban ese toque acogedor al lugar que hacía que uno quisiera estar metido adentro todo el día tan solo acurrucándose en familia.

El pasatiempo favorito de Louis se volvió recostarse en ese rejunte de almohadones con su omega y cachorro a sus lados, ya sea durmiendo bajo una manta pesada o viendo una película navideña, generalmente de rom-com porque Harry las adoraba.

Harry no era el único pegote, Milo iba atrás de su mamá hasta al baño y a quién engaña? Louis también, pero definitivamente el omega se volvió el centro de sus mundos, aún más de lo que ya de por sí era.

El cachorro parecía querer hacer cualquier cosa para complacer a su mami, intentaba ayudarlo con todo lo que podía y más, evitando que se mueva a veces, solo por "si se cansaba".

Como en ese momento que estaba ayudando a tender las camas, o al menos intentando, Louis salió un momento a buscar mantas nuevas y limpias, cuando volvió encontró al cachorro intentando poner los cubre almohadas.

– Me los arrebató diciendo que él quería hacerlo y me mandó a sentar – dijo Harry anonadado.

Dejo las mantas sobre la cama, yendo junto al cachorro para ayudarle con esa pequeña batalla.

– Entonces hazle caso, principe – dijo riendo cuando Harry le saco la lengua, recostandose en el pequeño sillón de la habitación.

Tomó el otro cubre de la almohada, enseñando al cachorro como se ponía.

– Mami tiene que cuidarse – dilo Milo con voz decisiva.

¿Será que tenían un pequeño alfa en desarrollo entre ellos? Miró al omega alzando las cejas, este pareció entender lo que suponía.

– Exacto, Milo, hay que cuidar a mamá – dijo, riendo al ver la cara que puso Harry.

– No me va a pasar nada si pongo unas sábanas – recordó el protegido.

Pero Milo no daba pie a torcer.

– Mami no seas telco – okey, Louis estalló en una carcajada.

Harry era la persona más terca que existía, nunca habían discutido por suerte y porque Louis sabía que tenía que darle la razón o mister terquedad no pararía hasta que suceda, al fin y al cabo siempre tenía razón.

El cachorro había salido con ese carácter, mezclado con el alfa que sabía que guardaba en él, de grande sería un personaje digno de conocer. Pero aún era su bebé y por el momento solo mostraba ese carácter con ellos, el mundo tendría tiempo después de conocer a Milo Styles, pronto Tomlinson - Styles.

Oh si, eso era algo que estaba en marcha, primero porque así cerraban ese ciclo y podían ser una familia normal y además porque hacerlo significaría que Milo dejaría de ser solo un Styles, su apellido pasaría a ser Tomlinson y no le serviría a su abuela, aún si eso sonaba horrible era necesario.

En especial cuando la vieja bruja estaba tramando algo, hacía ya siete días que números desconocidos no llamaban a Harry ni mensajes extraños les llegaban a ninguno de ellos.

Mejor asegurarse ahora y no tener que correr después, el cachorro con su apellido no seguiría la dinastía que la madre de Harry quería, quedando solo Harry, pero eso era otra cosa que Louis tenía planeado.

Amaba a su chico y quería pasar su vida con él, era un hecho, cada latido de su corazón gritaba el nombre de Harry, su alfa lo pedía como su omega y su persona lo necesitaba como su esposo, quería cortejarlo y adularlo como se debía y marcarlo como su omega y que él lo marque como su alfa.

Entonces ningún Brenviejoverde o quien sea podría tener fuerza sobre su lazo y el tormento de su chico acabaría. Pero aún no se lo propuso, navidad sonaba más ideal que una mañana doblando sábanas; además Louis estaba aterrado de que sea demasiado pronto para Harry.

– ¿Guardaespaldas? – el omega llamo, Milo se dió vuelta comicamente, listo para lo que sea que su mami pida – ¿Puedo ir a preparar la comida? El puré que tanto le gusta no se hará solo.

El cachorro lo pensó, cruzado de brazos con pose sería que era demasiado tierna por su estatura.

– Bueno, puedes pero con cuidado – indicó, Harry se levantó y fue a besar su cabeza.

El cachorro dejo la almohada para abrazar a su mamá un momento.

– Gracias, querido guardaespaldas, le pondré mucho queso para ti – dijo saliendo de la habitación.

Ambos lo vieron salir, embelesados por él.

– Okey compañero, terminemos aquí así vamos a ayudar a mami en la cocina – dijo dejando la almohada en su lugar y buscando el perfume que sabía que a Harry le gustaba poner en la ropa de cama.

Milo se apuró a imitarlo, entusiasmado por la idea de ayudar a su mami aún más.

Era divertido tener la ayuda del cachorro, era tierno verlo tan entusiasmado y haciendo un verdadero esfuerzo por tender la cama como se debía, Louis lo dejaba hacer, sabiendo que tenía que "trabajar la autonomía y la confianza" como había leído en los libros que comenzó a leer para estar más a la altura, luego podría ir por atrás y arreglarlo, pero era importante que Milo supiera que su esfuerzo valía.

Luego de un par de idas y vueltas terminaron y pasaron al cuarto del niño, sabiendo que tenían que poner algo de orden con sus juguetes.

– Elije que juguetes quieres guardar en el baúl hoy, iré a buscar la ropa que ya se secó para guardarla – dijo.

De alguna manera milagrosa habían logrado secar la ropa con el calor de la chimenea, estaba doblada sobre la mesa de la cocina.

– Okey papi – canturreo el menor, mirando sus autitos y muñecos.

Acaricio a Clifford, quien dormía junto al fuego plácidamente, estaba creciendo demasiado y tan solo tenía cuatro meses, Harry aseguraba que se pondría enorme y que a Louis lo habían estafado con el perrito chiquito, pero el omega no podía negar que adoraba al perro.

Entró en la cocina, viendo a Harry hablar por teléfono, se paró un momento a escuchar, preguntándose si las brujas habían regresado pero no parecía ese tipo de conversación.

– Okey, doctora, ¿y eso qué significa? – dijo, debían ser sus análisis.

Días atrás había tenido que ir al médico por el problema de los supresores, había regresado molesto porque la médica se los había sacado sin darle una alternativa y además tenía que hacer análisis. No podía ir a buscarlos así que debía ser la doctora dándole los resultados.

Asi que tomó lo que iba a buscar y se marchó, Milo había sacado todos sus juguetes y los estaba calificando con un riguroso chequeo, jugando para juzgar cuál le divertía mal.

Louis sonrió y lo dejo, hasta los mejores guardaespaldas necesitaban un recreo.

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Oh.

Ahora todo tenía sentido, Harry se sentía un idiota estúpido al no darse cuenta, quiso reír de lo tonto que había sido pero estaba estupefacto.

Bueno, al menos ahora sabía lo que le pasaba y joder con la doctora que no lo había notado, ella había estudiado, ambos tenían la culpa.




















beach boys [ social media l.s ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora