Capítulo 6

27 4 0
                                    

Ashley me llevó a mi apartamento. Cuando entramos, me aconsejó darme una ducha para eliminar la tensión que traía mientras ella abría un buen vino y lo servía, pero preferí no hacerlo y la seguí hasta la cocina para abrir esa botella. Intentó hacerme reír para que olvidase lo que había pasado, consiguiéndolo cuando no pudo descorchar la botella y casi me golpea en el ojo cuando tiró del tapón. Comenzamos a reír hasta acabar llorando. No sabía cómo era posible que consiguiera hacerme reír cuando lo que quería era llorar o gritar. Tenía esa habilidad. Ashley nunca me presionaba para contarle mis problemas o preocupaciones, ella simplemente aguardaba a que yo se lo contara por voluntad propia y eso era algo que siempre valoré de su amistad y que agradecía enormemente. Entre risas, nos servimos una copa y nos sentamos en el sofá para hablar tranquilamente.

̶  Gracias. –susurré y ella sonrió– ... –suspiré– Me dijo que me ama, Ash. –solté sin más y vi la sorpresa reflejada en su rostro.

̶  Bueno, eso era bastante obvio después de no haber presentado la demanda de divorcio en el juzgado. –asentí dudosa– ¿Qué le respondiste? –me preguntó.

̶  La verdad... –exhalé– Que yo a ella también. –me miró, expectante– Entonces ella me preguntó que por qué estábamos así y yo le contesté que porque ella lo quiso de esa forma. –jugué con la copa– Ha sido realmente duro estar cerca de ella en el programa de hoy. No me extraña que la quieran no sólo para dirigir videoclips, sino también para protagonizarlos. Es una gran actriz. Fingió realmente bien esta noche. Era como si nada hubiese pasado entre nosotras, como si no estuviésemos separadas. –volví a suspirar– Antes de salir al escenario, ambas estábamos muy nerviosas, me pidió perdón y, de improviso, me besó.

̶  ¿Te besó? –preguntó incrédula y yo asentí– ¿Y qué hiciste? ¿Se lo devolviste? –negué– ¿Por qué?

̶  ¡Porque estaba en shock! –me puse en pie y comencé a caminar por la sala con la copa en la mano– ¿Viste nuestra actuación? –asintió mientras bebía– ¡Jesús! Cantó... cantó... –remarqué– ...la canción de nuestra boda... ¡de nuestra boda! –exclamé, alzando mi mano libre– Y la letra de la segunda canción era... –me froté la cara– Cuanto más me concentraba en la letra, peor era mi estado de ánimo... Y no hablemos de cuando acarició mi mejilla y sentí el frío metal de las alianzas. –froté mi pecho intentando bajar el nudo que se había formado ahí– Cuando nos abrazamos al final de la canción, comencé a llorar mientras nos mirábamos a los ojos. Cuando terminó la actuación, quise soltarme de su abrazo, pero me sujetó con más fuerza y me pidió que me quedara con ella. ¡Cielos! Eso era demasiado para mí y hui. No podía permanecer más tiempo cerca de ella sin desmoronarme. –me bebí la copa de vino de un trago, apoyándome en una de las paredes.

̶  No podéis seguir así. Tenéis que hablar, Gabri. ¿Vas a huir eternamente? Tenéis una hija en común y, quieras o no, vas a tener que tratar con ella a menudo si decides pedirle tú ahora el divorcio. –me estremecí ante la idea– Evitarla no va a arreglar el problema. Y... –se calló unos segundos– ...sinceramente, yo no creo que estuviese fingiendo. –habló suave– Ella, simplemente, olvida todo a su alrededor cuando tú estás cerca. Eso hizo en el programa. ¡Vamos! Tuviste que sentirlo, Gabri. El amor no se puede fingir. Os amáis. Vuestra conexión no se puede negar y va mucho más allá de lo físico. Se ve a leguas. No la habéis perdido. Está ahí. Cómo te miraba, te acariciaba... ¡Te ama!

̶  No. –dije tajante– No me ama. Me pidió el divorcio sin hablar antes conmigo. –quiso rebatirme, pero la detuve alzando la mano– ¡Por todos los cielos! ¡A saber qué pensó para pedirme el divorcio! Quizás se hartó de mí o volvió a pensar que le fui infiel. –bajé la mirada– ¿Quién querría estar conmigo toda la vida conociendo mi pasado? ¡Nadie! –me froté la frente, intentando tranquilizarme.

Pasado, presente y futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora