Capítulo 14

20 4 0
                                    

Sentí una fuerte punzada en el corazón. Sentí que mi corazón se desgarraba lenta y dolorosamente y se rompía en miles de trocitos que nunca jamás podrían ser unidos. Mis temores iniciales se habían confirmado finalmente. Bufé. Yo estaba en lo cierto después de todo. A pesar de haberme dicho, en nuestros inicios, que me amaba por mi forma de ser, ella se enamoró de mis movimientos eróticos, como solía decir. Estuvo conmigo mientras le ofrecía esos seductores bailes en la academia. Ella necesitaba a alguien que la sedujera con movimientos sensuales constantemente y ya no era yo. Ahora lo había encontrado en otra persona. En Ashley, concretamente. Se la serví en bandeja de plata meses atrás. Me arriesgué en esta nueva oportunidad y perdí. Si le hubiera confesado desde un principio mi problema con el tobillo, me habría evitado pasar por todos los malos momentos que había vivido en este año y no habría salido tan lastimada como me encontraba ahora mismo, pero ya nada se podía hacer. Había aprendido que, desgraciadamente, el pasado no se podía cambiar ni borrar. Cerré los ojos por unos momentos para tratar de evitar que el llanto acudiera a mí. Aunque sabía que había una alta probabilidad de que esto sucediera, tenía una pequeña esperanza de que ella me amara a mí y no a mis movimientos o a mi cuerpo como siempre hicieron en el pasado. ¡Qué incrédula fui! Nadie, jamás, me quiso por mi forma de ser. Hice una mueca. Que me lo confesara ella misma y por voluntad propia, no lo hacía menos doloroso tampoco. Suspiré.

̶ Lo sé. -admití con pesar y ella se sorprendió.

̶ ¿Cómo? He sido muy cuidadosa. -no pude retener más las lágrimas y ella se alarmó- ¿Gabri? -trató de tocarme, pero me alejé de su lado.

̶ No sabía a dónde ibas, pero sabía que estabas con ella. Cada vez que te ibas y trataba de quedar con ella, se excusaba con el trabajo en el Desert. Sabía por Armando que había dejado también ese trabajo. Ahora entiendo por qué. -reí irónicamente- En fin. Ya está todo dicho. Gracias por confesármelo finalmente y no demorar más. No iba a poder soportarlo mucho más. Recogeré mis cosas en un rato... -traté de salir de la habitación, pero ella me detuvo.

̶ ¿Cómo que ya está todo dicho? ¿Recoger tus cosas? -preguntó confusa- Aún no me has dicho qué te parece. -habló firme.

̶ ¿Perdón? -¿se estaba burlando de mí?- ¿Quieres que le dé el visto bueno a tu aventura con la que se suponía que era mi amiga? Entiendo que ella es muy atractiva y realmente sexy bailando. Ya te dije que era mejor que yo en todos los sentidos. Entiendo que te atraiga y encuentres en ella lo que yo dejé de ofrecerte, pero ¿esperas que te diga que me parece bien que te hayas ido a revolcarte con ella a Irlanda, en concreto al lago Derg, mientras tu hija y esposa te estaban esperando en casa? ¡Tu hija lloraba por ti! ¡Haberme pedido primero el divorcio! -exclamé furiosa.

̶ ¿Qué? -palideció- ¿Qué demonios...? ¡No estoy teniendo una aventura con ella! -no dije nada- ¡Gabriela! ¡Jesús! -vociferó- ¡Esa llave es tu regalo de aniversario! -su rostro era de total desconcierto- Yo no... -me miró aterrada- Yo no tengo ninguna aventura. He comprado una casita en el lago Derg para ti porque sé que extrañas la pacífica vida que tenías en Irlanda. Ella, junto a tus amigos John y Philip, me acompañaron para verla. Tus amigos se han encargado de decorarla y prepararla para... -sacó otra cajita, de terciopelo, y la abrió mostrando mi anillo de compromiso- Quiero casarme de nuevo contigo. -abrí los ojos como platos- Llevamos meses preparándolo todo. Se suponía que nos casaríamos allí y en la misma fecha, pero no fue posible. Las reformas no terminaron a tiempo y... -la detuve dándole una fuerte bofetada.

Horrorizada por mis actos, salí de la habitación velozmente y dejándola allí completamente descompuesta. Me escapé de casa, silenciosamente, por la puerta de atrás y me dirigí a la playa. Hacía mucho frío, pero caminé por varios minutos hasta apartarme lo suficiente de la casa. ¿Cómo iba a poder estar tranquila y relajada cuando pasaban cosas así? Simplemente no podría. ¿Cómo se le ocurrió hacer semejante locura? ¿Una casa en el lago Derg? ¿Para qué demonios quería yo una casa allí? ¿Para qué diablos quería yo volver a Irlanda? Sí, claro que extrañaba mi pacífica vida allí, extrañaba a John y Philip y extrañaba las vistas del acantilado, pero eso no significaba que quisiera una casa allí. ¡Por todos los cielos! ¿Para qué? Mi vida estaba en Los Ángeles desde el momento en el que decidí entregarle no sólo mi corazón, también mi alma y mi cuerpo. Cuando acepté casarme con ella y tener un hijo, ligué mi vida a este lugar y a ella para siempre. Aquí tenía una familia, una propia, un cálido hogar al que volver cada día y un gratificante trabajo. Lo tenía todo. Tenía todo lo necesario para ser feliz. No necesitaba nada. Odiaba lo material y ella lo sabía. Lo único que necesitaba era lo que se me había negado durante tantos años a lo largo de mi vida: amor. Un amor sincero, real e incondicional. Un amor que encontré en ella y en nuestra hija. Un amor que pensé jamás alcanzaría a conocer. Yo sólo quería que me quisieran de verdad, por cómo era y no por el físico. Durante muchos años, para escapar de mi pozo de dolor, exploté mi aura de misterio y mis ojos verdes para estar con quien quisiera, pero eso no era lo que yo deseaba. Anhelaba encontrar a alguien que me amara por completo. Alguien que amara, por, sobre todo, mi corazón, mis heridas, mi dolor... Alguien que me amara más allá de lo físico. ¿Tan difícil de entender era? ¿Tanto pedía? Yo sólo quería un amor tan profundo como el que tuvieron mis padres. Eran mi ejemplo.

Pasado, presente y futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora