Epílogo

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Flashback

̶  ¿Qué...? –murmuré cuando la vi entrar a mitad de mi clase acompañada del rector.

̶  Buenos días. –habló él– Os presento a Regina Sophie Peak.

̶  Cruz Peak. –rectificó ella con una sonrisa y mi corazón se aceleró.

̶  Perdón. Regina Sophie Cruz Peak, vuestra nueva profesora de danza. –abrí los ojos como platos y la miré atónita– Trabajaréis juntas, Gabriela. La asignatura es danza e interpretación. Solicitaste a alguien que se dedicara exclusivamente a danza. Bien, aquí la tienes. Nadie mejor que tu esposa. –se burló.

̶  Pero... –estaba tan aturdida que no escuché a los alumnos murmurar.

̶  ¡Buenos días! Será un placer ser vuestra nueva profesora y ayudanta de mi esposa. –me guiñó un ojo y los alumnos rieron divertidos.

Fin Flashback

Me dejó de piedra en aquel momento. Verla aparecer en mi aula con el rector y que me enterase de aquella manera que ella sería la encargada de enseñarles danza, hizo que mi corazón se acelerara frenéticamente. No podía creerlo. Pensé que, aunque hubiese traspasado la academia a su padre, ella seguiría en el estudio, pero estaba equivocada. No dejó de repetirme que echaba de menos trabajar conmigo y robarme besos. Me sonrojé. Ese día me demostró que era cierto. En cada oportunidad que tuvo, me robó un beso. Y no hablemos de lo que pasó en mi oficina durante la hora del almuerzo. ¡Jesús! Después de las fiestas navideñas, ambas estuvimos muy ocupadas por nuestros trabajos y casi no tuvimos tiempo de estar a solas, así que ese día le dimos un buen uso a mi escritorio. Uno que jamás olvidaríamos ninguna de las dos. Desde aquel momento, cada vez que teníamos alguna hora libre o lo que fuera, volvíamos a repetir esa ardiente experiencia. Mi oficina se convirtió en nuestro nido de amor y lujuria. Pasábamos casi las veinticuatro horas juntas y parecía no ser suficiente para ninguna. Queríamos estar todo el tiempo juntas, sin separarnos ni un solo segundo. Queríamos recuperar el tiempo que habíamos perdido tan tontamente. Queríamos amarnos.

̶  No sabes cuánto extrañé hacer esto desde que dejaste la academia. –me dijo tras separarse de mis labios– Me encanta robarte besos en cada oportunidad que tengo... –me susurró.

̶  Cariño, en casa también lo haces. –reí antes de entrar en mi oficina– Y no son besos tan inocentes como este... –me volteé hacia ella, apoyándome en mi mesa con los brazos cruzados.

̶  No quiero dar un espectáculo frente a nuestros alumnos, aunque si por mí fuera... –la detuve alzando mi mano– Cariño, desde que nació Sebastián casi no hemos tenido tiempo de estar a solas en casa. Extraño eso. –cerró la puerta de mi oficina con el pestillo– Me has reemplazado. –hizo un puchero, acercándose de nuevo a mí.

̶  Regi... –reí mientras ella me hacía sentarme en la mesa– ¡Es nuestro hijo! –se posicionó entre mis piernas y sujetó mi cadera con firmeza– Además, tiene unos ojazos azules que me dejan sin aliento cuando me miran.

Flashback

̶  Es... –comencé a decir sin aliento.

̶  ...perfecto. –terminó de decir mi esposa– Hola, guapo. Eres muy afortunado de tener a unas mamás que se aman así y que te amarán con locura. Y no olvides a tu hermanita. Está deseando conocerte.

̶  ¿Así vas a llamarlo? ¿Guapo? –reí sin fuerzas y ella negó.

̶  No... Tengo el nombre perfecto para él... –me miró temerosa– ...pero quiero que me des tu consentimiento. –asentí– Sebastián. Sebastián Cruz Peak. –abrí los ojos desmesuradamente– Quiero que se llame como tu papá. –me sonrió con cariño antes de mirar a nuestro hijo y darle un beso en su cabecita– Este pequeñín va a ser todo un hombrecito tan fuerte y valiente como lo fue su abuelo, como lo es su mamá y como lo será su hermanita. –lloré– Gracias por darme esta maravillosa familia. Te amo. –me dio un cálido beso, primero en la frente y después en los labios.

Pasado, presente y futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora