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Eventualmente dejé de llorar un rio por mis ojos.

Me levanté junto a Ed y Al, no tuve el valor de mirarlos a la cara, solo caminé hasta la camioneta de papá, abrí la puerta, me senté en el puesto del conductor, abroché el cinturón de seguridad y encendí el motor, pero sin antes, sacar mi teléfono de mi maleta, y casi llamarlo.

Revoloteé mi pulgar sobre el icono de su contacto, pensando en hacerlo o no...

Es mejor decirlo en persona...

Cerré la aplicación, y cambié a google maps, para buscar un camino a casa.

El recorrido más rápido era por la autopista, obviamente, pero, había otro que iba hasta el nuevo túnel de oriente, por carreteras un poco desoladas, decidí optar por ese.

Ed y Al se montaron en sus lugares respectivos, le recordé tímidamente a Ed que se colocara su cinturón, algo que el acató sin muchos líos, aseguré las puertas, aceleré con gentileza y comencé a trepar la montaña en la carretera serpenteante.

—Ed, ¿no necesitas que te lleve al médico por ese golpe?.—Pregunté con cierta preocupación.

—No. he recibido peores, este no ha sido nada.—Aclaró con calma.

—¿Seguro?.—Insistí.

—Que si...—Contestó irritado.

—Como digas...

No quise ponerme en la tarea de colocar música, no estaba de humor para hacerlo, al igual que no quería perder tiempo, necesito llegar a casa lo más rápido posible.

Estaba enfocado en el camino, como debe ser, pero por mi cabeza iban y venían cientos de opciones para contar todo lo que me ha pasado en este día.

"Pa, imagínate que le disparé a un mutante de otra dimensión para que no me matara a mi o a mis amigos".

"Pa, lo siento por utilizar tu arma, es que un homunculo maniático nos quería matar".

"Ah, y estos dos amigos no son del Reino Unido, ¡son de otra dimensión!, y no solo eso, ¡también tienen poderes mágicos!".

Todo esto me revolvía el estómago.

Tengo ganas de vomitar.

—Ashley, ¿estas bien?.—Preguntó Edward.

—De maravilla Ed.—Respondí sarcásticamente.

—¿Aún sigues agobiado por lo qué pasó?.—Indagó, con cierto fastidio.

—Si, claro que si, ¿como no quieres que lo esté?, ni se por donde empezar a contarle todo a papá.—Respondí rápidamente.

—Pues por el inicio, como todo en la vida.—Dijo Ed, despreocupado.

Yo tragué saliva.

—Se me pasó por la cabeza mentir y... Ocultar todo esto pero...

—Simplemente afronta las consecuencias y deja de complicarte la maldita existencia, no es fácil, pero es lo que toca...—Interrumpió Ed, subiendo el volumen de su voz.

Yo simplemente sonreí luego de eso.

—Sonaste justo como mi papá, irónicamente....—Comente con una pequeña risilla.—Tu... Después de todo has sido un adulto por mucho más tiempo... Que yo...

—¿Ah?... Y eso salió de donde o que.

—Tu eres un alquimista desde los 12...—Suspiré con cansancio.

—¿Y tú cómo...?.—Hizo una breve pausa, donde se giró a ver a su hermano.—¡ALPHONSEEEE!, ¿¡LE CONTASTE SOBRE...!?.

—¡Ay!, ¡No molestes ahora hermano!.—Refuñó Alphonse.

𝐏𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐨𝐭𝐫𝐨 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 | 𝐅𝐌𝐀𝐁 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora