Capítulo 24 "Insuficiente"

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Katelyn Henderson

"Incluso la mejor versión de ti nunca será suficiente para la persona incorrecta."

No ser lo que alguien quería era normal en mi vida. No importa cuanto me esforzara, cuantos aspectos de mi personalidad, de mi físico o de mis sentimientos cambiara, siempre había a alguien que no le agradaba algo, no importan que tan mínimo fuera siempre estaba en mi cabeza, como ser para agradarles a todos. La única razón por la que odio la perfección es porque no puedo alcanzarla. En mi cabeza estaba tan metida la idea de que ser perfecta era a lo único que debía aspirar a ser. Muchas personas me han dicho que los errores enseñan más que los éxitos, pero ¿por qué no lo siento así?

Tal vez mi ruptura con Johan o el intento de eso podría estar pegándome más duro como cualquier adolescente. Los primeros amores duelen y muchísimo, quisiera estar llorando porque el me cambio por otra persona y porque solamente me utilizo, pero no podía llorar por eso. Lloraba porque no era suficiente para ser amada, y porque no era suficiente para quererme a mi misma. Le grite cobarde a Johan en esa fiesta, pero la cobarde soy yo por no darme mi lugar, por no respetarme y no pedir ayuda.

Otra cosa que me había atormentado estos días era porque dejaba que las opiniones de los demás definieran el rumbo de quien era. ¿Por qué mi madre siempre decidió por mi lo que debía ser? ¿Por qué dejaba que me hicieran sentir mal? ¿Por qué al recibir pequeños gestos de amabilidad y cariño yo ya los idolatraba? La respuesta llegó al paso de unas horas, yo le pertenecía a lo que los demás dijeran de mí.

Mi calendario donde marco los días buenos y malos con diferentes colores, se veía rojo últimamente. No tenía ánimos de salir o de siquiera hacer algo que no implicara estar en mi habitación, enrollada en las cobijas. Salir no provocaría que mis días volvieran a ser verdes. No podía hacer un intento más.

He roto dos espejos que estaban en mi habitación, aquel donde me tomé la foto con Johan. Un día hermoso donde pensé que, con él, las cosas serían diferentes, que mi vida tomaría un nuevo rumbo y lograría alcanzar la felicidad, que estúpida fui al creer eso. Todas las esperanzas que ese espejo me dio en su momento se convirtió en mi peor tormento. Ya no puedo verme al espejo sin sentir incomodidad o pena por mi cuerpo, me odiaba, detestaba como me veía y de vez en cuando mi propio reflejo hablaba para decirme que estaba gorda y que necesitaba bajar mínimo unos cinco kilos para ser bonita. Por desgracia mi cuerpo está asumiendo las consecuencias de mis trastornos alimenticios, dejé de comer poco a poco que ni yo me di cuenta cuando recaí. Primero me saltaba la cena excusándome con dormir temprano, poco después el desayuno y por último ya solo comía fruta en pequeñas porciones, y no disfrutaba comer, lo hacía porque mi padre estaba preocupado por mí. Había aprendido nuevas técnicas para que mi padre se tranquilizará al ver disque comer, digo disque porque cuando estamos en cenas familiares me la paso hablando y guardando la comida en servilletas para después tirarla en la basura. La única persona que se ha percatado de esto es Said y me advirtió que si lo seguía haciendo le comentará a mi padre la situación, si intención es buena pero no debe meterse en mis asuntos.

El segundo espejo lo rompí el día en que decidí salir adelante y continuar con mi vida, pero mis recuerdos me tiraron una mala jugada. Estaba arreglándome para salir con Aria, pero mi memoria me proyecto como Johan ha elegido a Kassandra un millón de veces sin ni siquiera dudarlo, cuando yo lo había elegido a él encima de todas las personas. Todos me han dicho que viviré decepcionada si espero que las personas hagan lo mismo que yo, jamás me pego esta frase hasta hoy.

No podía culpar a Johan por mi situación actual, todo era culpa mía, si yo hubiera sanado como debía, si hubiera afrontado mis demonios, si hubiera reparado mi amor propio no estaría así, es más ni si quiera le hubiera rogado que se quedara conmigo o que me eligiera, esas cosas no se piden.

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