Pasión y Poder

• ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 𝟣

NADA ES LO QUE PARECE
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Lorie despertó en el sótano de la mansión Bartholy, no tenía ni la menor idea de cómo había llegado allí. Sin embargo sabía que tenía que salir lo más rápido posible de ese lugar antes de que sus hermanos o la canguro la atraparán. Se puso de pie con dificultad, estaba mareada y tambaleante. Ajustó su visión nocturna para poder ubicar las escaleras por las que seguramente había bajado. No tenía ningún daño físico a excepción del terrible mareo que había experimentado.

Después de unos breves segundos que le parecieron horas, encontró las escaleras y subió el primer peldaño, una extraña sensación la invadió y bajo su mirada hacia sus pies descubriendo que no llevaba sus zapatos de charol sino unas botas que le llegaban a las rodillas. Asustada corrió lo más rápido que pudo para salir de ese lugar que estaba prohibido y que seguramente era el causante de sus visiones.

Corrió por el pasillo y llegó a su habitación. Abrió la puerta y se adentró en ella. El corazón golpeaba su pecho con fuerza. No entendía como podía ser posible que ella llevara ese tipo de calzado. Pero pronto se daría cuenta que eso no sería lo único que había cambiado.

Su habitación estaba completamente diferente. Las cortinas que debían ser de un color rosa claro ahora eran de un tono magenta oscuro. Dirigió su mirada a su antigua cama con dosel, la cual ahora era una cama completamente moderna y para colmo de males sobre la cama no se encontraba el señor conejo, dientes cortantes o la guapísima señora afilada.

Pero ¿Qué le pasó a mi habitación?  ¿En donde están todos mis juguetes? Se preguntaba para sí misma mientras caminaba por su habitación.

— ¡Maldita canguro! Seguro fue ella quien eso todo esto. ¡Juro que la asesinare!

Apretó los puños y rechinó los dientes. Mientras, se aventuró a la búsqueda de sus cosas. Llena de rabia abrió su armario para buscar sus juguetes, pero para sus sorpresa solo había ropa, zapatos y muchas cosas más que por supuesto no eran de su talla. Lo cual termino por hacerla enojar a un más

— ¿Pero qué diablos? ¡Esto debe ser una broma!

Con mucha desesperación abrió todos los cajones vaciando su contenido. La ropa volaba por la habitación mientras maldecía una y otra vez.

— ¡Esa maldita zorra se quiere quedar con mi habitación!

Intentó pensar rápidamente, pero nada parecía tener lógica. ¿ Como era posible? Ella había estado en su habitación unas cuantas horas atrás ¿Cómo podía cambiar todo tan rápido?

Llevó sus manos a su cabeza como si este gesto le ayudará a sentirse mejor, entonces se dió cuenta que su cabello estaba sujeto en una cola de caballo.

— ¡Estoy soñando! Si seguro es una pesadilla. Tengo que despertar ¡Esto no puede estar pasando!

De pronto miro que algo brillaba sobre su tocador. Sus ojos se abrieron como plato al notar que era un espejo, tomo un cepillo para aniquilar a su enemigo pero al acercarse miro su reflejo grito tan fuerte que en un santiamén sus tres hermanos entraron en la habitación, como si los persiguiera Viktor Bartholy. Diría el diablo, pero el da mucho más miedo.

Estaba horrorizada, sino fuera por su condición de vampiro seguro le habría dado un infarto. Apuntó con su índice un poco tembloroso, en dirección al artefacto maléfico.

— ¡¿Quién?! ¿Quién puso ese espejo?! ¡Seguro es de tu novia la bruja! ¿Verdad, Drogo? La zorra vanidosa de tu bruja ¡Dile que no es gracioso!— dijo gritando.

Sus hermanos se miraban entre si y parecian no entender. Nicolae se acerco y puso su mano en la frente de Lorie, y pregunta con preocupación:

— Lorie ¿bebiste sangre caducada?

— ¿QUE ?—  respondió ella molesta.

Y de un tirón aparto la mano de su hermano. La cual por cierto, ya no le parecía tan grande. Los miró con cara sorprendida y confundida.

— ¡¡¡Demonios, no puede ser!!! Los han encogido— dijo, llevando sus manos a la boca.