• Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 𝟧

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DESTINO

──────⋆𖥨ํ∘♡.ೃ*✩──────

𝑆𝑜𝑚𝑜𝑠 𝑡𝑟𝑖𝑠𝑡𝑒𝑧𝑎 𝑦 𝑝𝑜𝑟 𝑒𝑠𝑜 𝑙𝑎 𝑎𝑙𝑒𝑔𝑟𝑖𝑎
                     𝑒𝑠 𝑢𝑛𝑎 𝒉𝑎𝑧𝑎𝑛̃𝑎.

Mᴀʀɪᴏ Bᴇɴᴇᴅᴇᴛᴛɪ

Se quedaron así en silencio sin decir nada. Para ella Nicolae  representaba seguridad, era su guía, ocupaba el lugar de un padre y en ocasiones  hasta  el  de una madre. Durante décadas, sólo se habían  tenido el  uno  al  otro. Si  bien es cierto, ella   amaba  a sus otros hermanos. Nicolae  era el faro que  los  guíaba.

— ¡Lorie!

— ¡Sí!— respondió.

Mientras se giraba su cabeza para verlo a los ojos.

— ¡Siempre, cuidare de tí!— dijo, con voz dulce.

— ¡No quiero hacer esto, Nicolae!

— ¡Confía en mí!

Parecía  querer  decir  algo  más, pero  conociendo la prudencia  de  su  hermano, ella  comprendió  que el ya no diría, nada más.

*
*                *

Entraron en el gran salón de la  mansión  y   ahí  en  el centro   se   encontraba   el   primer   vampiro   original   y el más poderoso de todos los tiempos.  La  influencia  de su aura  se  podía sentir por toda la estancia. Estaba  rodeado  por  unos cuantos vampiros. Habría de suponerse  que   eran arcanos.

«¡Vaya!¿ Pero a quién tenemos aquí? a su alteza real,  él   magnífico   Viktor   Bartholy sonriendo   como  si ofrecer  a   su  hija cómo moneda de cambió fuera un gran motivo de alegría» Pensó Lorie.

— ¡Hasta aquí podré acompañarte!— murmuro Nicolae—.

— ¿Qué significa eso?— Preguntó ella.

En ese momento Viktor clavó sus ojos en los de Lorie y ella le sostuvo la mirada. Como  si  un extraño valor se hubiera apoderado de ella.

— ¡Disculpen— dijo  Viktor, con tono amable, a los vampiros  que estaban a su alrededor.

Caminó en dirección de Nicolae y Lorie.

— ¡Gracias por acompañarla Nicolae!— dijo en tono neutro.

— ¡Fue todo un placer!— sonrió. Mientras hizo una pequeña reverencia.

Había algo en el tono de Nicolae que la hizo sentir una extraña sensación.

— ¡Lorie! Cariño!— dijo Viktor, mientras la besaba en la frente.

— ¡Hola, padre!— respondió. Con una sonrisa en los labios.

Cuando giró para buscar a Nicolae, ya no estaba. De hecho  no  veía  a  ninguno de sus hermanos. Inspiró y camino     como     si    el  mundo   le  perteneciera,  eso siempre le había funcionado. A   la  distancia  escucho la  risa  de  Drogo, lo  que  de  alguna  manera  la   hizo  sentir segura.

— ¡Señoras y Señores! Nuestra invitada especial, ya está aquí. Su voz retumbó por todo el lugar.

Algunas personas se giraron para verla, y en ese momento deseo que se abriera un agujero en la tierra  y se la tragara. Era extraño, ya  que  antes amaba ser el centro de atención.

Se escuchó una voz femenina con tono un poco meloso.

— ¡Vaya Viktor! ¿Así que tú adorable hija es una original?

La mujer era  casi tan blanca como la nieve, con una larga melena oscura, sus ojos de un azul profundo y sus labios carnosos  pintados de carmesí.  La observaba con cierta diversión, su vista se   paseaba   de   los    pies  de   Lorie  hasta  su cabeza. Llevaba colgado en el pecho, un grueso collar  del cual pendía un rubí, bastante grande para su gusto.

— ¡Así es! Mi querida Amelia — respondió Viktor con soberbia.

Se sonrieron mutuamente, como si fueran cómplices.

—¡Vamos al despacho! Le tengo una sorpresa a mi amada hija.

Lorie sonrió y asintió con la cabeza. Mientras se dejaba guiar por la mano de su padre que se había posado en su espalda. Ese contacto que antes le agradaba, ahora sentía que le quemaba. Se dió cuenta de que solo cinco personas los acompañaban y ninguno de ellos eran sus hermanos.

— ¿ Y mis hermanos?— pregunto en voz baja.

El se inclino y le susurro al oído.

— ¡Ellos se quedarán en dónde están!

Viktor retiro su mano para abrir la puerta y entraran al despacho. El   cual   estaba   sumido  en  una  tenue  luz. Pero  se   podía   distinguir  claramente  a  una  persona parada  frente al gran ventanal que tiene vista al jardín, la luz de la luna se filtraba y parecía admirarla.

La figura era alta, estaba  vestido con un traje en color azul añil, que lo hacía  ver más imponente . Su cabello  en un tono castaño claro. Tenía las manos en los bolsillos. Su  aroma  a  lavanda  negra  y  vainilla amaderada. Parecía tan familiar.

— ¡Lorie! — Dijo Viktor. — ¿Recuerdas al señor O'Connor?

En ese momento, él  se giro y miro directamente a los ojos a Lorie

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En ese momento, él  se giro y miro directamente a los ojos a Lorie. Clavando su mirada gris en los de la chica del cabello rosa.

Pasión y Poder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora