EPILOGO: MI MEJOR AMIGO Y SU DAMA DE HIERRO.

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Y con los años que me quedan por vivir
Demostrare cuanto te quiero.
Yo viviré por darte amor
Borrando cada dolor,
Con besos llenos pasión,
Como te amé por vez primera

Te hare olvidar cualquier error
No quise herirte, mi amor
Sabes que eres mi adoración
Y lo serás mi vida entera.

No puedo imaginar vivir sin ti
No quiero recordar cómo te perdí
Quizás fue inmadurez de mi parte
No te supe querer

Y te aseguro los años que me quedan
Los voy a dedicar a ti
Hacerte tan feliz
Que te enamores más de mí

Yo te amare hasta que muera
Sé que nuestro amor es verdadero,
Y con los años que me quedan por vivir
Demostrare, cuanto te quiero.

-Con los años que me quedan - Gloria Estefan -

KPOV

2 SEMANAS ANTES DEL PARTO.

Me estiré sobre la cama tratando de acomodar todo mi gran peso en las almohadas. Esto de estar en las últimas semanas de embarazo era tan cansado, pero aun así, seguía siendo la mejor experiencia de mi vida.

Amaba sentir a mis bebes en mi vientre, moviéndose, algunas veces me dolían sus patadas pero ellos eran pequeños angelitos que necesitaban espacio para vivir y mi vientre era su hogar.

Sobaba lentamente mi vientre para calmarlos. Platicando con mis bebes se me podía ir todo el día.

Mis angelitos, solo aguanten un poco más, pronto saldrán a jugar con su papi y con su mami que los están esperando con ilusión.

―Con mucha ilusión y amor― Peeta me sorprendió recargado en la puerta.

Venía con su bata blanca y la bonita corbata color rosa palo que le había elegido esta mañana asomaba entre los pliegues de la bata.

Se acercó a mí y me besó con amor en los labios, luego se dirigió a mi vientre donde dio dos besos para cada uno de nuestros hijos.

Espero no le hayan dado mucha pelea a mamá―Acarició mi vientre por sobre mi blusa.

Los bebes automáticamente se movieron mostrando alegría al reconocerlo.

Ayúdame a levantarme― le di mi mano para que me jalara.

Quédate acostada amor, descansa.

―No pasa nada Peeta, estoy embarazada no enferma.

Me ayudó a ponerme de pie, podía hacerlo yo sola pero tardaba más en lograrlo ya que siempre fui de una complexión delgada, aun cuando estuve en el Ejército y se marcó mi cuerpo, siempre fui de las más esbeltas y pequeñas.

Sé que no estás enferma, pero quiero que descanses.

―Descanso todo el día, levantarme unos minutos a atender a mi marido no me harán daño. Además, tú bien sabes que me la paso mimada todo el día con Nina.

Nina era una enfermera del hospital a la que Peeta había contratado para que estuviera conmigo ahora que yo estaba de baja por licencia de maternidad.

Aunque mi embarazo había transcurrido hasta el momento sin problemas, Peeta, siempre estaba al pendiente de cualquier cosa que yo sintiera con mi problema de hormonas.

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