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Había dormido talvez 5 horas, no podía volver a pegar el ojo.
No estaba emocionado, se sentía feliz cuando se percató que en unas cuantas horas vería a su amada de nuevo.
No sé había percatado de lo cálido que era su hogar hasta que se acercó a la ventana abierta, dónde el viento de la madrugada abrazaba cada parte de su rostro.

Miro con tranquilidad el cielo nocturno que comenzaba a tener tonos dorados en lo que parecía el borde del mundo.
Respiro profundo, sintiendo en aire frío colarse en sus pulmones.

Así comenzó su día, el día en el que su vida debía tener algún cambio.

Después de mucho tiempo pudo ver el día comenzando, después de mucho tiempo, sentía el sol de abrazando su piel palida, la cual esperaba volviera a su color trigueño.
Con ansiedad en su pecho, saco su guitarra de dejado de la cama de su abuelo.

La última que vez que la había tocado fue cuando le confesó su amor a Luisa. Y la usaría ahora que quería arreglar las cosas con ella.

Necesitaba sacar lo negativo que estaba en su pecho, sacar las palabras antes de poder decirlas a Luisa.
Cuando se cruso por su mente el volver a tocar en la plaza, se le hizo un nudo en la garganta.

Pero una parte de su mente decía hazlo.

El sol ya se veía sobre los techos de el pueblo escondido.

Sus ojos le dolieron al salir por la puerta y la nostalgia le de volver a encaminarse a la plaza con su guitarra llegó.

Se sentó en el lugar que siempre ocupaba, aprovechando que no había llegado la persona que Colocaba su puesto en el lugar desde que se fue.

Gente parecía tener una mirada de emoción al volverlo a punto de cantar una canción, después de tanto tiempo.

Vio a su alrededor. Personas al otro lado de la plaza parecían comentar con alegría que el volvería a tocar.

No penso en la gente que estaba a su alrededor, sospivo su guitarra contra su pecho y espero que las primeras palabras sugieran.
Le intriga de saber que sientimiento saldría en esas palabras.

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–Mis ojos y mente unidos están, no me dejarán ver más allá... Y menos hacer lo que el corazón me indica... Me cegó el odios y el amor y ahora se que estoy en mi perdición, Desde que tu piel ya ni está con la mía...– me olvidaba de las personas, solo cantaba lo que sentía– Si pudieras a este tonto perdonar, yo solo quería tu felicidad y erré al no darme cuenta que te heria!... Solo digo que lo siento... Y mi logro perdonar... El dejarte atrás...

Abrí los ojos por un momento, saliendo de ese trance que me tenía atado a decir todo lo que pensaba en la música, entre la multitud mis ojos buscaron algo como si supiera que estaría ahí.
Cómo si se sintieran incómodos sin poder mirar algo que buscaban.

Mis ojos se cruzaron con los de ella... Ahí estaba, a unos pocos metros de mi, sentí un hormigueo en mi estómago y mi nuca se congelo, dejando que mi piel se erizará oro toda mi esoalda hasta mis brazos.
Fue como si mi alma se sintiera aliviada con solo verla.Un nudo de nervios se deshacía con el solo brillo de sus ojos.

–Y ruego a dios!... Tenerte a mi lado...
Sabía que ella reconocería la canción, era nuestra canción, aunque el cambio fue repentino me alegue al ritmo, y lo canté con más emoción.

–Y entonces poderte abrazar... Si no estás aquí, algo falta... Yo por ti pelearé hasta el final!... Y perdóname por ciego estar...– la veía directo entre la multitud.
Si expresión nunca se borró de mi mente.
Sus cejas estaban caídas y tenía una sonrisa leve en su rostro.
Expresaba ternura, pero a la vez tristeza o cansancio...

°•Mi Atlas•° (Luisa Madrigal x T/N male)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora