Desconocido.
Dios, no es tan difícil, ¿o sí?. No, no es tan difícil, hasta un niño de cinco años lo habría adivinado antes que ella, a lo mejor...
No, yo nunca me equivoco, obviamente no me he equivocado eligiéndola a ella para esto. A demás quien lo haría si no.
Rebusco entre los cajones, armarios y estanterías hasta encontrarlo, el periódico.
El periódico que la iluminará y sabrá qué hacer, espero.
Agarro una hoja de un cuaderno cualquiera y escribo en ella todo lo que tiene que saber, meto la hoja en una caja negra junto con el periódico y la carta que se ha convertido en mi firma, el rey de picas.
Una vez está todo listo escondo la caja debajo de la cama y empiezo a pensar en un plan para saber cuando y como voy a hacerle llegar esto, joder esto es más difícil de lo que parecía.
De la nada se abre la puerta, al otro lado y con la mano aún en el manillar de la puerta veo a mi hermana y su pelo rojizo y ondulado.
— La cena ya está lista —. Dice y se va, sin más.
Qué niña más rara.
Kler
— ¿Qué? —. Dice él mirándome como si me hubiera salido otra cabeza.
¿Tenía pensado decir eso? No, ni de lejos, pero me salió solo.
Ahora no me puedo retractar.
— Lo que has escuchado —. Digo subiendo las rodillas hasta mi pecho y ocultando la cara en ellas, sin dejar de mirarlo.
— Espera, eso era lo que te iba a preguntar, ¿Te has tragado una bola de cristal para desayunar? —. Se ríe, intentando hacer el ambiente menos tenso.
— Sí, Cole, me he tragado una bola de cristal con una baraja del tarot mientras no mirabas, me has pillado —. Le digo para continuar con la broma.
Nos quedamos en silencio mirándonos unos diez segundos hasta que estallamos en risas.
Cinco minutos después estamos tirados en el suelo, aún riéndonos un poco, mirando las estrellas que ya empezaban a verse, al estar un poco alejados de la ciudad no hay tanta contaminación, lo que hace que se vean más.
— Sí —. Dice él de la nada.
— ¿Sí, qué?
— Que sí, que quiero ser tu novio, — Dice mientras se sienta otra vez. — Quiero ser yo quien está ahí cuando estés mal, el que está ahí cuando estás bien, quiero ser la razón de tu felicidad, aunque sea de un poco de ella, así como tú eres la mía.
Quiero llorar.
— Dios, Cole, eso ha sido muy bonito —. Digo con miedo de parpadear para no derramar ninguna lágrima.
— Ven anda —. Dice mientras me agarra del hombro y me abraza apoyando mi cabeza en su pecho.
— Oye, ¿Te puedes quedar a dormir en mi casa? No quiero estar sola —. Le digo a la vez que levanto la mirada para mirarle a los ojos, pero sin alejarme ni un milímetro.
— Por mí no hay problema pero, ¿Y tus padres?
— Llegan esta noche, pero les caes bien, no te preocupes —. Afirmo, para asegurarle que no había problema.
— ¿Segura que no hay ningún problema con que me quede?
—Segura —. Sentencio a la vez que dejo de mirarlo y miro las estrellas que ya se ven perfectamente.
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| Rey De Picas |
Mystery / ThrillerAl terminar la llamada, sin decir nada, se acerca a mí, se sienta en el suelo y me abraza. Ese día fue el principio del fin.