-10- "Los amigos no se miran así"

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Kler

Me despierto al escuchar el zumbido insufrible de mi móvil, me están llamado.

Contesto el teléfono sin siquiera mirar quien es.

— ¿Si? —. Digo con la voz ronca de acabar de despertarme.

— ¿Tienes pensado aparecer por casa hoy? —. Escucho la voz de mi madre al otro lado del aparato.

Mierda. Miro la hora, las doce de la noche.

— Perdón, es que nos hemos quedado dormidos sin querer, pero ya voy para casa —. Digo levantándome y a su vez despertando a Cole.

— Déjalo, quédate allí si quieres y te dejan —. Me dice mi madre mientras me estoy poniendo los zapatos.

— ¿De verdad? —. Digo, incrédula.

— Sí, pero mañana después de clase te vienes directa a casa —. Me dice.

— Vale, te tengo que colgar —. Le digo mientras me vuelvo a tumbar en la cama.

— Ok, adiós .

Cuelgo. Sorprendente.

— ¿Qué pasa? —. Me pregunta Cole una vez cuelgo y dejo el móvil en el suelo.

Me está mirando con un brazo apoyado en el colchón. Yo estoy tumbada a su lado mirándolo desde abajo.

— ¿Me puedo quedar a dormir? —. Pregunto directamente.

— Eh, sí, claro —. Me dice sin casi pensarlo.

— Graciasss —. Digo alargando la "s" mientras me tiro encima de él.

El se ríe mientras me devuelve el abrazo con un brazo para no caernos.

— Venga, vamos a por algo para cenar —. Me dice mientras se levanta.

— ¿Y si pedimos pizza y vemos una película? —. Le digo de repente.

— Kler, son las doce de la noche, está cerrado —. Me dice como si fuera la cosa más obvia del mundo.

— Se nota que llevas poco aquí —. Le digo riéndome. — Hay una pizzería en el pueblo de al lado que está abierta hasta las dos de la mañana, y para nuestra buena suerte, hacen pedidos hasta aquí —. Le digo mientras bajamos las escaleras hasta llegar al salón de su casa.

— Vale, llamemos —. Dice mientras saca su móvil del bolsillo.

Una hora más tarde estábamos sentados, bueno, más bien tirados en el sofá de su casa viendo una película que estaban poniendo en la televisión.

La verdad, no le estoy prestando mucha atención a la película, estoy más atenta a la mano que roza mi clavícula, yo tengo la cabeza apoyada en su hombro y el tiene el brazo izquierdo al rededor de mi hombro.

Miro la hora, la una y media, y mañana tenemos clase, si no nos dormimos ya, mañana nos morimos.

— Oye —. Le digo, mirándolo.

— ¿Mhm? —. Me responde, acercándose más.

— Si no nos dormimos ya mañana en clase nos vamos a morir —. Le digo sin dejar de mirarlo.

— A dormir entonces, pero con una condición —. Dice a la vez que apaga la televisión y nos levantamos.

— Dígame.

— Que durmamos como la otra vez —. Me dice, sin mirarme a los ojos.

— Ok —. Le respondo simplemente, empezando a subir las escaleras.

| Rey De Picas |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora