Cuando nos conocimos | Ohmnanon

06

Tal vez debería dejarlo en paz, pero estoy de nuevo, caminando detrás de él, hacia su casa.

Ha salido de la universidad, no he podido evitarlo, y estoy tratando de no llamar su atención.

Está pasando sus manos por sus brazos, porque tiene frío, y siento una presión en mi pecho, porque cada vez los recuerdos me están atacando más fuerte.

Pasé muchas noches por aquí, cuando lo acompañaba, y siempre se pegaba a mí, para abrigarse.

Aún está saltándose las líneas de la calle, y me duele saber que eso lo hacíamos juntos.

Suspiro, sintiendo mis lágrimas bajando.

Es que ha pasado mucho desde esos días.

Me detengo cuando sus pies dejan de moverse, y gira dejándome sin la posibilidad de esconderme.

—¿Otra vez? —pregunta con el tono de voz diferente.

Ya no está gritando.

—Perdón.

Él suspira, volviendo a caminar.

—Lo he pensado —dice suavemente— y no sé por qué sabes de mí, más de lo que le permito a la gente saber.

—Tú me contaste.

—Claro que no —responde negando con la cabeza— tengo en mente la posibilidad de que hayas adivinado cosas, tal vez me observas mucho y lo descubriste, no lo sé, es raro.

—No, tú me contaste, hace algunos meses.

—¿Hace algunos meses?

—Hace algunos meses en el futuro.

Él me mira.

—Perdón, pero no puedo evitar pensar que esto está pasando por las drogas.

—Ya no consumo, hace muchos años en el futuro también.

—Parece que lo haces porque no tiene sentido, y sí, admito que sentí curiosidad, porque hay algo raro contigo, pero la verdad es que no te quiero cerca, así que deberías dejarme en paz, ¿bien?

—Nanon —digo acercándome, pero él se aleja, provocando que la angustia en mi pecho crezca— tienes que creerme.

Me está costando ver que Nanon me rechaza, y que eso podría no cambiar.

No siente nada por mí, y toda nuestra historia ahora solo está en mi cabeza.

Él no va a extrañarme, ni sentirá que perdió algo, porque no me ama.

—Yo nunca le cuento nada sobre mí a las personas.

Lo sé, por eso se ha asustado.

—A mí sí, porque soy tu Alfa —respondo dando otro paso para acercarme— tú me cuentas todo a mí.

Parece que lo piensa, pero solo da la vuelta para seguir caminando, ahora más rápido.

—Te extraño mucho —digo yendo detrás de él— y no hablo solo de ahora, porque vengo de una época en la que ya me hacías falta.

Creo que eso ha llamado su atención, porque se detiene de nuevo, seguramente por el ridículo papel que hago, siendo el desconocido que está llorando en medio de la calle por él.

—No sé por qué dejé que nos distanciáramos tanto —agrego con una molestia que tengo contra mí mismo— te he amado por tanto tiempo, que me duele haber sentido que ya no te amaba más.

—Tienes que detenerte —dice con la voz dura— no te conozco, y esto está asustándome porque lo estás llevando muy lejos, no tengo idea de la razón de tus alucinaciones conmigo, pero entiende que no es real, porque tengo una bonita vida, y no sé porqué en un futuro paralelo, la arruinaría con un drogadicto que me acosa.

Ya no lo sigo, porque me ha dolido mucho y solo lo veo irse caminando.

Entiendo que esto parece ser algo que no puedo solucionar.