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Tengo el corazón vuelto loco, porque llevaba mucho tiempo sin sentir a Nanon de esta manera.

Siempre, hacerle el amor ha sido lo mejor que puede pasarme en la vida.

Sonrío, pasando mis dientes por su cintura, mientras coloco sus piernas a ambos lados de mi cuerpo.

—¿Bien? —le pregunto mientras me muevo adentro y él asiente.

Entrelazo nuestros dedos, acercándome a su boca.

Gruño, empujando rápido, y estoy algo apenado porque yo soy el que suele ser más silencioso, aunque esta noche no es así.

—M-Muy bien.

Bajo mis manos a su trasero, y lo agarro fuerte, para golpearlo contra mí, más duro.

Sus dedos jalan las sábanas, y gime más fuerte.

Paso mi mano derecha a su pene, para masturbarlo, y sus muslos tiemblan contra mi piel, cuando empieza a correrse, retorciéndose mientras sigo follándolo.

Realmente había extrañado esto.

Escucho como balbucea mi nombre, porque sigo golpeando su próstata, hasta que llego adentro, deteniéndome poco a poco.

Cuando recupero el aliento, me acuesto a su lado, sonriéndole.

—Te creo —dice mirando mis ojos.

—¿Estás seguro?

—Sí, pero hay algo que no entiendo.

—¿A la estrella?

—La estrella es creíble, pero no entiendo como en el futuro paso meses durmiendo a tu lado, sabiendo que puedes hacer todo esto, y sin tener ganas de que lo hagas.

Me río dejando un beso corto en sus labios.

—Es que llevamos muchos años juntos.

—No, estoy seguro de que yo sigo queriendo esto.

—Tal vez te aburrió...

—Ohm —dice interrumpiéndome— me conozco, y estoy seguro de que quiero más de esto, de hecho, ahora entiendo por qué tengo hijos, y me sorprende que no sean más.

Suspiro, colocando mi rostro en su pecho.

—Parece que ya lo aceptaste.

—Es que hay algo que no te he contado.

—¿Algo? —pregunto con miedo.

—Fue justamente en mi cumpleaños, en la noche, cuando fui a la fiesta que me hicieron.

—¿Qué pasó ahí?

—Tuve en ese momento, la sensación de que no debía estar ahí, y cuando te vi por primera vez, mi lobo despertó como nunca antes había pasado, y tuve la idea rara de ya conocerte, aunque no fuera así, y después, incluso mientras mi vida marchaba bien, no podía sentirme a gusto, pero contigo, siento que estoy donde debo estar.

Entiendo.

Creo que entiendo bien, lo que siente, porque me ocurre.

—Lamento haber querido cambiar eso.

—Yo lamento todo lo que voy a hacer.

—No es solo tu culpa, creo que nos faltó hablar más.

—¿Por qué no solo me dijiste que no querías salir con los niños en lugar de gritar?

—¿Qué?

—Pudimos esperar a que duerman y hacer algo en casa, ¿no pensaste en hablarlo?

—No —respondo en un susurro.

—¿Me preguntaste si tal vez yo también me canso de ellos?

—No.

—Tal vez puedo entenderte más de lo que crees, pero no puedo saberlo si no me lo dices.

—Lo sé, y lo siento, creo que fue estúpido no ser claro contigo.

—¿Intentaste sentarte conmigo a hablar sobre tu trabajo? ¿Me planteaste cómo te sientes cuando tengo una actitud desinteresada con tus cosas?

—No.

Él suspira, y sus manos agarran mi rostro.

—Yo no tengo idea de qué vivimos, pero estoy seguro de que no arruinaste mi vida, y lo que sea que haya perdido en el camino, no debe ser tan bueno como lo que tenemos nosotros, y debo estar muy herido si me hiciste sentir que tú no piensas como yo.

—Sí, te herí, pude verlo.

—Es que todo pasa por algo, Ohm, y creo que por eso regresaste acá, tal vez para aprender, pero no creo que debas quedarte.

Asiento, porque quiero ser sincero.

—Yo no quiero estar aquí, porque no quiero perder nada de lo que teníamos, yo… amo cada momento que viví contigo, de la manera en que lo vivimos, y eso incluye lo malo.

Nanon sonríe, limpiando mis lágrimas.

—Te ayudaré a regresar.

Cuando nos conocimos | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora