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Su rechazo no tiene que importarme, es otro día y tengo un mundo de posibilidades nuevas, sin Nanon.

Es decir, sí, sería extraño solo intentar ignorarlo, sobre todo porque sé con exactitud los lugares donde va a estar, pero sé que puedo y es lo que haré.

Ahora lo importante es como voy a sobrevivir si nunca hay algo en la mesa para comer, además de la droga que Drake aspira.

Me siento en la barra de la cocina y lo observo con algo de tristeza.

—¿Te hago una pregunta?

—Solo pregunta y ya, Ohm, no seas pesado.

—Bueno, ¿ves mi cara?

Él levanta la cabeza y asiente, alzando los hombros también.

—¿Qué tiene?

—Soy guapo, así que obviamente soy el tipo de todas las personas.

—¿De qué estás hablando?

—Me refiero a qué, ¿por qué alguien diría que no soy su tipo? —cuestiono apoyándome en un brazo— mírame, no tengo defectos.

—Bueno, no eres feo, pero tampoco tienes que exagerar.

—No lo hago, yo debería gustarle a todo el mundo, además ya sé que le gusto a Nanon, y no entiendo por qué ha dicho algo tan estúpido.

—¿Nanon?

—¿Sabes cuántas veces me lo he cogido desde que lo conozco?

—¿No sé?

—¡Millones de veces, Drake! —grito golpeando la mesa— ¿Ahora va a decirme que no le gusto? ¡No lo creo!

—Ohm —susurra asustado— ¿estás drogado?

—No —le digo levantándome— y voy a hacerte un favor antes de irme, porque vas a conocer a un chico en el centro comercial pronto, él trabaja en la sección de música, y tú llevas días buscando un disco.

Drake me escucha atento y me pongo serio, porque tengo un nudo en la garganta al recordarlo.

—Ustedes van a follar, él va a enamorarse de ti y tú no vas a quererlo cerca, porque crees que no te gustan los Alfas, pero amigo, créeme, tú quieres a ese chico.

—A mí no me gustan los Alfas.

—Es lo que decías, pero él fue insistente, y en una fiesta, en la playa, lo golpeaste para que se alejara de ti; a partir de ese día, te arrepentiste mucho, empezaste a ser autodestructivo, y semanas después lo viste con otro chico, por eso esa noche, después de contármelo, tuviste una sobredosis.

—Ohm, ¿qué mierda?

—Moriste, porque yo no estaba acá y me sentí culpable por mucho tiempo... pero Nanon me ayudó a superarlo.

Él obviamente no lo entiende.

—Ahora no tengo a Nanon, así que no te mueras, no huyas de lo que sientes, y estarás bien, ¿de acuerdo?

Los segundos pasan y él se levanta, riéndose.

—No sé qué estuviste fumando, pero quiero de eso, porque parece fuerte.

Giro los ojos, porque ahora tengo que asegurarme de que este imbécil no se muera.

Él es mi mejor amigo, y lo quiero.

Hay mucho que puedo cambiar con todo lo que conozco del futuro y esta será una vida mejor.

Cuando nos conocimos | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora