01: El deseo

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Logré entrar en mi habitación, pero sé que no me he librado de la conversación.

Porque escucho las horas siguientes, como Nanon se encarga de ellos, les pide algo de comer, y finalmente los duerme.

Hace la misma rutina, todas las noches.

Normalmente me duermo antes de que acabe, pero hoy no tengo sueño.

Veo en el reloj que ya falta poco para las 12, así que ya casi es su cumpleaños.

Cuando lo escucho cerrando la puerta, luego de entrar, respiro profundo, preparándome por lo que va a venir.

—Ohm.

—¿Qué?

—¿Puedes al menos no decir cosas así, cuando te están escuchando?

—Me cansa quedarme callado —respondo sentándome en la cama— pensé que saldríamos solos hoy, porque mañana quieres pasar el día con ellos también, pero parece que no podemos solo tener una estúpida noche en paz.

Puedo notar en su mirada que está molesto, y probablemente no quiere gritarme, porque sabe que van a escuchar.

No creo que vaya a responder, así que continúo hablando.

—Te he dado mi vida, y tú lo has olvidado, porque no recuerdas que yo estoy acá, y es que tu vida ahora se resume a ser papá, así que no me necesitas más.

—No es cierto.

—Lo es, Nanon, tú y yo hemos dejado de ser una pareja, hace mucho tiempo.

—Si es así como te sientes, puedes hablarlo conmigo, sin hacerles daño.

—Intento hablarlo seguido, pero tú no me escuchas.

—Tengo muchas cosas que hacer —responde con la voz quebrada— pero trato de tener tiempo para ti.

—No tratas, Nanon, y la verdad es que ya no me importa.

Resoplo, notando sus ojos brillantes.

La verdad es que tampoco me importa saber que le estoy haciendo daño.

—Desearía nunca haberte conocido —agrego sin mirarlo— tú cambiaste todo lo que yo esperaba de mi vida, y no tienes idea de lo infeliz que soy por eso.

—Estás diciendo cosas que me duelen —dice ya llorando— yo jamás lo haría, porque te amo.

—Yo no te amo, Nanon, y no quiero más esta vida de mierda, porque no soy feliz aquí, no hablamos, no cogemos, y no podemos tener una cena juntos, así que se acabó.

—De verdad lo intento, Ohm.

—No funciona.

Escucho su respiración en silencio, por un par de minutos, pero finalmente sale, dejándome solo.

Suspiro, acercándome a la ventana.

Luego de ver que el reloj marca las 12, noto una estrella fugaz pasando.

No creo en cosas así, pero nada pierdo intentando.

Solo deseo regresar el tiempo y no conocer a Nanon.

Cuando nos conocimos | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora