NARRADOR:
Camila se estaciono frente al restaurante, faltaban veinte minutos antes de que dieran las cuatro así que tendría un poco de tiempo para prepararse.
Al entrar al lugar, su vista viajó de inmediato a donde se encontraba Alejandro, el hombre se encontraba detrás de la barra dándole órdenes a uno de los meseros. La morena respiro profundamente, lista para obtener ese trabajo, se acercó y aclaró su garganta para hacerse notar.
— Vaya, llegaste temprano – Dijo Alejandro al ver a la morena.
— Sí, pensé que podría explicarme lo básico antes de empezar, no me guastaría cometer ningún error o algo así – Alejandro abrió los ojos sorprendido, el compromiso de esa niña era notorio, eso le agradaba.
— De acuerdo, sígueme – Dijo el hombre, para empezar a caminar hasta la cocina. Camila se dedicó a estudiar un poco de lo que había alrededor. La cocina era mucho más grande de lo que había imaginado, gente moviéndose a una velocidad impresionante haciendo un poco de todo. Alejandro se dirigió hasta la pequeña oficina que se encontraba cruzando la cocina, ambos entraron y una vez ahí el hombro busco en uno de los casilleros un par de cosas – Toma... – Dijo el hombre, extendiéndole un mandil negro de medio cuerpo, una libreta pequeña y un bolígrafo – Atenderás ocho mesas en las próximas cuatro horas, si puedes con eso el trabajo es tuyo y puedes quedarte con las propinas que ganes hoy – Ofreció. Ambos estuvieron hablando un poco antes de que dieran las cuatro, Alejandro le aconsejo a la morena que fuera rápida, amable y servicial, para él eso era lo más importante a la hora de atender a uno de sus clientes. Camila asintió, tomando en cuenta los consejos que le había dado el hombre, se ajustó el mandil y se dirigió de regreso a las mesas, lista para empezar con su prueba.
~
Alejandro estaba sorprendido, completamente sorprendido. Al parecer esa niña era mucho más rápida y eficiente de lo que esperaba. Camila había atendido seis mesas sin ningún problema en las últimas dos horas, no había confundido ningún pedido, ni había perdido el equilibro con las charolas de comida, maldición...incluso había logrado que el grupo de idiotas que iban todos los lunes después del trabajo dejaran propina. Esa niña había superado sus expectativas por completo.
El tiempo siguió corriendo, hasta que por fin dieron las ocho. Camila respiro aliviada al ver a sus últimos clientes marcharse, había terminado su turno atendiendo a una linda familia con dos pequeños, y aunque el padre había sido un poco grosero su esposa y los pequeños habían sido encantadores. La morena tomo la pequeña charola donde se dejaban las propinas y una sonrisa apareció en su rostro al ver los dos dólares de propina junto con un par de caramelos.
Agotada, Camila se dirigió hasta la barra donde Troye aun se encontraba limpiando algunas copas de malteadas. El chico la miraba alegre y eso tranquilizó a la morena.
— ¿Qué tal me fue? — Preguntó Camila.
— Diría que lo hiciste excelente, nunca había visto a alguien tan rápida, ¿Segura que no habías hecho esto antes? — Preguntó el chico en tono de broma, haciendo a Camila reír.
— Créeme, esta es la primera vez — Respondió la morena — No te vi en la cafetería — Añadió, a lo que Troye asintió levemente.
— Si, lamento eso, estaba ocupado con...un asunto muy importante — La voz nerviosa del chico delato un poco de lo que podría ser ese asunto, pero Camila no se atrevió a preguntar — Aunque supe que Jauregui te estampo su bandeja — Añadió divertido.
— Si eso...fue un accidente tonto y nosotras estamos bien, hablamos en clase para aclarar la situación — Troye asintió tranquilo.
— Es bueno saberlo, Lauren es una chica increíble y estoy seguro de que nunca haría algo como eso apropósito.
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All You Need Is Love (Camren)
FanfictionTras lograr escapar de su pasado, Camila regresa a Westernville para empezar una nueva vida lejos de todo lo que en algún momento llegó a hacerle daño. Decidida a no volver a pasar por ninguna de esas cosas, Camila se jura no volver a cometer los mi...