Prisionera [+18] [Completa]

18.- Siempre será nuestro rey

—Quedó listo. —se alegró Chrollo, llevándose una mano a la frente para quitarse el sudor, admirando lo que había construido. —Seguro que le gustará.

El aullido de los lobos salvajes llamó su atención, aumentando la participación de otros miembros de la manada a unirse en un coro que se extendió por toda la montaña.

Chrollo dejó en el suelo las herramientas al ver que el líder de la manada se acercó ladrando de forma insistente.

Entonces, subió a su caballo y tomó la vía más rápida hacia el reino de la araña. No tuvo tiempo de nada, sabía lo que significaban esos aullidos melancólicos.

Los había entrenado para aullar y llorar hasta el cansancio cuando cierto silbato sonara con una frecuencia que sólo ellos eran capaces de oír. 

Galopó tan rápido que llegó al reino en menos de un día, sin descanso, a la media noche.

Dejó a su corsel en el establo con los demás que pertenecían a su grupo y fué a buscarte.

Gritó tu nombre abriendo la puerta principal con prisa y revisando cada habitación. Hasta encontrarse con aquella que tenía el marco y las visagras hechas trizas.

Sus ojos oscuros se sumergieron en un profundo de culpa y rabia al ver manchas de sangre sobre la cama.

Y aunque eran resultado de los cortes que recibiste en la pierna, la imaginación de Chrollo le hizo pensar que habías sido violada por algún traidor a la ley.

Lo peor llegó cuando fué a buscar a las tres mujeres que cuidarían de ti, para encontrarse con sus cuerpos colgando de una tarima de castigos, condenadas a la horca.

Era una pesadilla. Chrollo trató de ser fuerte y por primera vez le fué imposible. Su rostro permanecía inexpresivo a la luz de la luna y de sus ojos negros corrían lágrimas amargas.

No sabía dónde estabas, qué te habían hecho, ni quién era el responsable.

—¡Danchou! —llamó Shalnark corriendo hacia él. —¡Está vivo!

—Shalnark... ¿quién... hizo esto?

—Fuímos traicionados por el rey, todo el Ryodan fué condenado a muerte, pero logramos escapar antes de que los soldados llegaran.

—¿Qué pasó con mi esposa?

—La entregaron al reino de los dragones. Para cuando lo supimos, ya había sucedido.

—¡Ese parásito traidor! —desenvainó su espada con la intención de ir al palacio.

—Líder, no actúe en venganza, eso es lo que él quiere, lo espera con un ejército en el salón principal. No camine hacia su muerte.

Chrollo estaba presionado, su mente descontrolada pensaba únicamente en asesinar, en quemar todo, la muerte no le importaba.

—Sé lo que va a decir y tiene razón, no somos rivales para el armamento de los dragones, ¿y qué? Lo ayudaremos, líder. Somos sus compañeros y estamos dispuestos a dar nuestra vida por la araña. Esa es la ley que nos enseñó, por eso lo seguimos, por eso lo elegimos. No se rinda ahora. No desperdicie su vida y todo lo que ha logrado. Todos sabemos que el verdadero rey es usted.

—Eso fué hace mucho.

—No es cierto. —insistió Shalnark— Nos fuimos de viaje a conocer los reinos vecinos cuando usted era más jóven, yo aún era un chico inmaduro y me uní a su grupo de expedición. Nos llamaban la brigada fantasma, ¿recuerda? porque obteníamos tesoros y recursos en completo sigilo, nadie se daba cuenta de nuestra presencia.

>>Usted era un rey de aventura, pero no por eso dejó el trono. Cuando volvimos de ese viaje, se le notaba diferente, melancólico, menos animado. Era por el hechizo de esa bruja. Un rey necesita descendencia pura y le preocupaba que su orígen huérfano no pudiera conseguirle una esposa que lo aceptara.

>>Le dejó el trono a ese desvergonzado y se volvió un criminal junto a nosotros. Aún así, la gente nunca dejó de admirarlo, de respetarlo, porque usted en ningún momento se olvidó de su pueblo y aunque se niegue a creerlo, en el fondo, todos lo seguimos viendo como nuestro rey.

Las lágrimas de Shalnark brotaron con orgullo y nostalgia por aquellos grandes momentos que le dolía ver desaparecer con el tiempo.

El oscuro pasado de Chrollo finalmente tendría que ser enfrentado.