Bell se encontraba totalmente cansado después de la batalla que mantuvo contra los monstruos de la mazmorra.
Sin duda alguna eran enemigo a los cuales no hubiera podido vencer que fuera por la chica rubia que apareció en medio de la niebla para brindarle su ayuda.
Ella sin ningún tipo de reparo eliminó por completo a dichos monstruos en cuestión de segundos, algo que lo dejó impresionado puesto que el a puras penas logró derrotar a tres, de los quince o veinte que había.
Incluso con dicha cantidad, la chica rubia no parecía agodata, de hecho, parecía en tan buen estado que de un movimiento, eliminó la niebla que estaba a su alrededor, dándole a bell una mejor imágen de ella y de su entorno.
"Ella es... La princesa de la espada. " pensó el chico el cual vio como Aiz Wallenstein se aproximaba a el, con ese semblante serio que la caracterizaba.
- estas bien?. -
- si... Muchas gracias por tu ayuda. -
- hmm... Que nivel eres?. -
- por el momento soy nivel uno, aunque después de este enfrentamiento puede que suba a nivel dos. -
- ya veo... No deberias de meterte a batallas que no puedes ganar. - contestó Aiz la cual siguió con su camino, dejando a un bell consternado el cual se reincorporó con algo de dificultad y empezó a seguirla. -
- oye, como puedo pagarte por lo que hiciste?. -
- no necesito nada... Gracias. -
- pero si tu no me hubieras ayudado, yo seguramente estaría muerto, así que por favor deja que te compense por tu ayuda, princesa de la espada. -
Tras decir eso último, Aiz volteo a ver a bell, cosa que puso nervioso al chico ya que la mirada neutra de la rubia era algo que no le agradaba.
- solo cuidate y no te metas en problemas. - contesto Aiz quien siguió con su camino, dándole punto final a su conversación. -
Bell por su parte suspiro, aunque se sentía aliviado puesto que estaba a salvo.
Aiz Wallenstein era sin duda alguna una aventurera de admirar, y se lo dejó demostrado en el pequeño encuentro que tuvieron.
"Me pregunto qué nivel es ella y si puedo alcanzarla." pensó el chico con algo de pesadez.
Siempre que creía que avanzaba en su camino como héroe, aparecía un aventurero el cual le rompía su entusiasmo.
Ottar ya no contaba para el puesto que al ser su maestro, era evidente que sería sumamente poderoso, pero al saber que habian otros aventureros con más nivel que el, hacia que se pusiera ansioso por obtener más poder.
- bueno...ya no tiene sentido seguir aquí ni avanzar más, es hora de buscar a Lili y saber que fue lo que ocurrió. - dijo el chico mientras se marchaba de ese piso. -
.........
- lo siento bell, pero tu amiga Lili no ha venido aquí en ningún momento. -
- ya veo... Es algo raro puesto que de un momento a otro desapareció, y al buscarla en los pisos que recorrimos no había pistas de ella. -
- bueno, seguramente se sintió mal y por eso se fue antes de lo previsto. -
- eso mismo pensé yo, pero si fue así, porque motivo no me lo dijo?. -
- en eso no te puedo dar una respuesta concisa bell, lo siento. -
- esta bien Eina-san, muchas gracias de igual forma. -