Había sido una larga velada.
Tanto Bell como Freya disfrutaron de la pequeña cita que tuvieron.
Aunque lo único malo que Bell destacaba era las miradas que recibía Freya, pero no podía culparla de nada.
Ya sabía del encanto natural de ella, por lo que era entendible que llamara por completo la atención.
Aun así, todo resultó bien.
Ambos obtuvieron lo que querían, así que podían catalogar esta cita como un éxito total.
Ahora, ambos iban de regreso a la sede de Freya.
Ya era de noche, por lo que muchas personas ya estaban descansando en sus respectivos hogares.
Otros estaban cerrando sus puestos de trabajo, y algunos otros estaban saliendo de algunos bares después de un día exitoso en la mazmorra.
Aun así, no estaban muy concurridas las calles, por lo que ambos amantes podían caminar con total libertad sin ser molestados.
- creo que deberíamos salir más de noche, no te parece? -
- bueno... Creo que estaría bien, pero seguro que mi diosa se enojaria conmigo.-
- bueno, dudo mucho que así sea, más ahora que finalmente su familia va a crecer exponencialmente despues del juego de guerra. Seguramente Hestia estará feliz por obtener a muchos aventureros nuevos en su familia. -
- es verdad... Ahora ya no seremos solo ella y yo. -
- y eso es bueno Bell, ahora podrás tener mucha más libertad, así que no debes de preocuparte por nada. -
- supongo que tiene razón... Aunque sigue siendo extraño, pensar que hace algunas semanas vivíamos en una iglesia abandonada y ahora vivimos en la sede del Dios Apollo. -
- Corrección, es la sede de Hestia. -
- si, es verdad, pero no me siento conforme con eso... Es como si hubiéramos hecho trampa. -
- a que te refieres? -
- digo, yo se que si alguien pierde un juego de guerra, debe de darle todo al bando ganador, pero en esta ocasión yo no hice absolutamente nada... Fue ottar-san quien resolvió mi problema, así que me siento muy decepcionado conmigo mismo por ser un inútil. - dijo Bell mientras apretaba sus puños con fuerza.-
El entendía las intenciones de Freya por querer protegerlo, pero eso era algo que no le agradaba del todo.
No le gustaba ser protegido por nadie.
Todo lo contrario, el quería proteger a los demás, tal cual haría un héroe.
Pero hasta ahora, el ha sido salvado por la princesa de la espada y por su maestro dos veces... Y esa persona era a la que quería superar.
Pero la brecha de poder entre ambos era totalmente abismal.
Su maestro era la cúspide de la fuerza, mientras que el, a penas podía blandir su cuchilla correctamente.
Es por eso que se consideraba como un estorbo, ya que hasta el momento, no ha demostrado absolutamente nada, y seguía consiguiendo grandes beneficios como lo era su arma o ahora con lo de su sede nueva.
Bell hubiera seguido lamentándose en silenció sino fuera porque sintió como Freya lo tomó de la mano para detener su su pasos.
Luego de conseguirlo, la diosa de la belleza lo condujo hacia ella, para abrazarlo con ternura.
- oh Bell, no te tienes por que sentir así... Recuerda que en primer lugar, fue Apollo el que quería aprovecharse de ti y de Hestia, cien aventureros contra ti solo, eso te parece justo? -