Casi podía sentir la lluvia en el rostro, como fluía sobre mi cuerpo en movimiento. La frialdad no me molestaba.
Cuando acabó Tempest—de Beethoven—, me detuve, entorné los ojos hacia las luces por un momento e hice una reverencia.
Nadie aplaudió, pero imaginaba ya las gradas llenas. Di por terminada la práctica y salí de la pista de hielo.
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Cuentos Para Niños Grandes
No FicciónPequeños cuentos o microrrelatos que abordan diferentes temas intentando dar una perspectiva diferente de situaciones cotidianas (otras no tanto). «¿Qué pensaría ese personaje que tanto quieres que salga del libro si tu deseo se cumple?», o «¿Cómo r...