Valentina

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Mi padre y yo nos sentamos frente a frente en la sala de estar, mientras miramos a Juliana y a mi madre en la cocina. Juliana estuvo callada durante nuestra charla y mi madre dijo que quería hacerle un poco de té. Tomó la mano de Juliana y la guio hasta allí, sobre todo para darnos tiempo a mi padre y a mí para hablar, creo.

―Me gustaría pedirle a Juliana que denunciase esto, Valentina. Sé que puede no estar de acuerdo, pero creo que sería bueno documentarlo en caso de que ella intente volver.

Asiento, pensando en que darle una paliza a su padre probablemente no fue la idea más inteligente, pero lo volvería a hacer una y otra vez. Ese cabrón se lo merecía. Pero quiero que Juliana esté a salvo y sé que tiene razón. Denunciar esto a la policía, sería mejor que esconderlo bajo la alfombra y después tener a su padre volviendo con algo. Asiento en acuerdo.

―De acuerdo, bien. Llamaré al jefe de policía y haré que se pase por casa así Juliana puede hacer una declaración esta noche. Bill es un buen amigo, así que estoy seguro de que comprobará las cosas y se asegurará de que está bien. ―Apoya los codos sobre las rodillas y me da una mirada pensativa―. Sabes que tu madre y yo estamos muy orgullosos de ti, Valentina.

Sus palabras me sorprenden. Cuando llegamos a casa y nos sentamos para explicarles qué sucedió, ambos estuvieron callados. Compartieron una mirada silenciosa antes de que mi madre se llevase a Juliana de la habitación, pero pensé que fue para que mi padre pudiese tener una charla conmigo. Una en la que acabaría metido en problemas. Sé que tengo dieciocho años y tengo el dinero suficiente para conseguirnos un lugar, pero no quería que mi padre estuviese molesto conmigo. No quería tener que dejar la casa de mis padres bajo circunstancias turbias.

―Necesitaste un montón de coraje para enfrentarte a él y conseguir sacarla de esa situación. Estamos contentos de que este sea un lugar seguro para que se quede y es bienvenida tanto tiempo como quiera. Sé que son serios la una con la otra. Puedo verlo porque tu madre y yo éramos exactamente del mismo modo.

Asiento, sabiendo que es verdad. Siempre han sido desmesurados en el amor, y nunca han sido muy buenos siendo discretos sobre ello.

―Quiero pedirte algo, de padre a hija.

―Está bien ―digo.

―Mientras se quede aquí, me gustaría que se quedase en la habitación de invitados. ―Comienzo a protestar, pero alza la mano para continuar―. Quedan menos de tres meses antes de que te gradúes y dejes de estar bajo nuestro techo. Te pido que nos respetes y a nuestra casa durante ese corto periodo de tiempo, hasta que ambas vayan a la universidad.

―Papá. Ambas tenemos dieciocho años. Puedo conseguir mi propio lugar.

―Lo sé, Valentina. Y sé que eso le rompería el corazón a tu madre. Son tus últimos meses antes de que dejes esta casa para siempre. Guarda tu dinero y quédate aquí. Piensa en Juliana y lo que va a atravesar. Este es un gran cambio para ella y queremos que se sienta a salvo aquí. Creo que darle su propio espacio y respetar un poco su privacidad será algo bueno para suavizar las cosas. No te estoy obligando, hija. Te estoy pidiendo como tu padre que le des su tiempo.

Pienso en Juliana y su situación, y sé que mi padre tiene razón. Ha pasado por mucho y no quiero agravar eso con la presión de estar en mi cama. Incluso si no es sobre sexo, puede que no esté preparada para tanto tan pronto. No quiero empujarla y quiero asegurarme de que es feliz aquí.

―Sí. Señor. Puedo hacer eso ―contesto. No será fácil sabiendo que está tan

cerca, pero lo haré por ella―. Gracias por dejarla quedarse aquí.

―Valentina, también hemos aprendido a amar a Juliana. Y sabiendo que allí estuvo en peligro todo este tiempo, me pone enfermo. Simplemente estoy contento de que esté aquí y que todos podamos cuidarla.

Ambos miramos hacia mimadre, que está acariciando el cabello de Juliana cariñosamente y dándole unplato de comida. Se inclina y besa la cima de su cabeza y veo los ojos de Julianacerrados. Mi madre la abraza y me calienta el corazón saber que está rodeada deamor. Mi Juliana se lo merece todo.

PROTEGIENDO A JULIANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora