Juliana Epílogo 4

928 105 4
                                    

Otro año más tarde...

—¡Valentina, oh Dios! —grito mientras me vengo, mi tercer orgasmo balanceándose a través de mi cuerpo. Estoy completamente laxa y trato de recuperar mi aliento. No creo que pueda ir por otra ronda. No después de las dos antes de que llegáramos a la cama. Y ahora despertar con esto. Está claro que mi hombre está en una misión. La Misión de Llenarme con tanto Semen come sea Posible. Es casi mediodía y no hay señales de que salgamos de esta cama.

Valentina empuja su cadera como si estuviera tratando de entrar más dentro de mí, su caliente liberación se extiende profundamente. Me meneo bajo ella.

—No te muevas, bebé. No quiero que nada salga. —Su tono es severo y lucho contra una risita. Lentamente sale de mí, pero luego levanta mis piernas en el aire. No puedo luchar contra la risa entonces. Mis ataques sacuden toda la cama.

—¡Juliana, deja de reírte! ¡Vas a sacarlo! —dice, casi en pánico. Deja caer mis piernas y luego ahueca mi coño antes de deslizar un dedo dentro de mí como si estuviera sintiendo para ver si perdí algo. Me río aún más fuerte, lágrimas corriendo por mi cara.

Valentina me da una mirada dura, luego una sonrisa tira de sus labios.

—Bien, ríe. Sabes que amo ese maldito sonido. —Se acuesta en la cama junto a mí, sosteniendo su cabeza con su mano, su otra mano yendo hacia mi vientre. La risa todavía se eleva en mi pecho—. No puedo esperar a verte redonda con mi bebé —dice, frotándome allí—. Joder, te he tenido cinco veces en las últimas veinticuatro horas y me pongo dura otra vez sólo de pensar en ello.

Giro mi cabeza para mirarla. Está tan feliz pensando sobre nosotros teniendo una familia. Sus padres van a estar sobre la maldita luna. Nuestros padres, me corrijo. Los llamo mamá y papá, y son también mis padres ahora. No he tenido noticias de mi papá desde el día en que dejé su casa. Esta es mi familia ahora.

Lucia ha estado dejando caer indirectas sobre bebés por un tiempo. De acuerdo, tal vez no indirectas pero sí dice que necesita unos nietos. Y estoy lista para ellos, también. Tengo el tiempo. Los dos lo hacemos. Valentina tiene un montón de tiempo libre con la MSL.

El trabajo para mí es fácil. He estado haciendo libros para niños y mis propios proyectos también. Con Valentina, sin embargo, realmente no tengo que pensar en mi arte haciendo dinero. Puedo hacer lo que quiera, lo que sea que me haga feliz, y eso me encanta. No sólo por la libertad, sino porque cuando soy feliz, Valentina es feliz. Y no hay nada en el mundo que quiera más hacer que Valentina sienta lo que siento.

—¿Qué quieres? ¿Niño o niña? —pregunto.

—No importa. Tendremos muchos, así que estoy seguro de que tendremos ambos con el tiempo. —Sigue frotando mi vientre.

—Valentina —digo su nombre suavemente, haciendo que ella me mire a los ojos.

—Probablemente debería decirte. —Me detengo un segundo, dudosa. Todavía quiero reírme de sus movimientos para intentar preñarme—. Ya hay un bebé ahí dentro.

Cierra sus ojos fuertemente y deja caer su cabeza un poco. Está tranquila por un momento antes de que finalmente abra sus ojos de nuevo, mirándome.

—Siempre he creído que me trajeron a este mundo para encontrarte y protegerte. Protegerte de las cosas feas que hay. Para no dejar que ninguna oscuridad más te toque. Y lo sigo creyendo. Pero también creo que te trajeron a este mundo para iluminar mi vida, Juliana. En el momento en que entraste en ella, yo volví a vivir.

—Ambos nos necesitamos mutuamente. Nunca podríamos estar enteros sin nuestro amor —le digo, extendiendo mi mano y tocando su rostro.

—Te amo tan condenadamente mucho, bebé. Voy a ser la malditamente mejor mamá del mundo después de ti para todos los bebés que me des.

—Sé que lo harás. —Meinclino para besarla—. También te amo.

PROTEGIENDO A JULIANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora