Todo comienzo tiene un final, ya sea dulce, amargo, melancólico o dramático.
En esta vida, Minjeong dio rienda suelta a una historia que estaba destinada al fracaso. Para recapitular los hechos, podría enunciar punto a punto cuáles fueron los desvíos innatirales dentro de una trama generalizada que se le ordenó interpretar, pero eso tomaría una extensión digna de la tetralogía más absurda escritura en pleno siglo XXI: por consiguiente, incluso si exageraba, la realidad seguía siendo la más nítida recordación del mal comienzo que su novela personal obtuvo al enamorarse de una mujer en un marco social donde las apariencias y la presión social se sobrepuso a su aceptación propia.
Durante la semana de papeleos y arreglos para el intercambio, Minjeong se permitió descansar la mente y ampliar su visión sobre todo lo ocurrido desde la primera vez que besó a Jimin, sin importar lo nula que fuese por haber sido sin el consentimiento ajeno, tentada por la maraña de emociones indescriptibles y confusas al notarse diferente.
Ella era diferente a los demás, como cualquier ser humano que haya nacido para destacar por su genuinidad.
No es fácil para una adolescente el aceptarse por completo cuando descubre que todo lo que consideraba estático en su persona, se tambalea través de confusiones y alumbramientos fantasiosos. Su atracción hacia Jimin fue la apertura a una serie beligerante de amistades destrozadas y puntos de vista fragmentados, de secretos y mentiras exclamadas a medias, de falsas sonrisas que tensaron las comisuras de sus labios sin dejarla comprender realmente la razón detrás de su accionar, de verdades que se negó a aceptar.
Minjeong se convirtió en una persona horrible, aunque muchos pudieran pensar lo contario.
Ese día, cuando Minho llegó a su puerta, había quedado pasmada ante su beso, sin saber cómo reaccionar a su muestra de afecto tan íntima y molestosa, porque los labios húmedos del chico sabían a culpabilidad y arrepentimiento; una culpa obvia, un arrepentimiento tan vano. Minjeong siempre supo que Minho fingió no recordar su conversación ese año, dándole un poco de cara para que no se viese expuesta a confesar su reciente descubrimiento. Por un tiempo creyó que las acciones de su amigo fueron pensadas por su bienestar, pero más adelante entendió que la naturaleza básica de la humanidad siempre sería el egoísmo. Minho lo hizo por él, Minjeong le siguió el juego para protegerse a sí misma.
Al final, por su cobardía, Jimin cargó con una cruz mucho más pesada, obligada a cambiar gracias a presiones psicológicas que, sin importar el nivel que tuvieran, la hicieron vivir por años en un engaño del cual nunca saldría por completo.
Si tanto daño fue lo que se produjo de su inocente enamoramiento, ¿qué tan bueno era conversar dichos sentimientos?
Por esa razón, cuando la voz de Jimin resonó tan cerca, contuvo las emociones en su mirada y la enfrentó con calma.
ㅡNo esperaba que vinieras a despedirte tan pronto ㅡMinjeong le lanzó una sonrisita divertida cuando la tuvo de frente, relajando su postura tensa en una perezosaㅡ. ¿Quieres una despedida normal o una despedida de telenovela?
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❛❛𝙻𝙰𝚂 𝙰𝙼𝙸𝙶𝙰𝚂 𝙽𝙾 𝙷𝙰𝙲𝙴𝙽 𝙴𝚂𝙾❜❜ ㅡWinrina.
Fanfiction[ 𝐋𝐀𝐍𝐇𝐄 ] ━━ ❛❛Minjeong puede estar un poquito enamorada de Jimin, quizá el mínimo porcentaje posible para alguien casi heterosexual hasta la médula, después de todo, las amigas no hacen lo que ellas hicieron... ¿Verdad?❜❜ ┋© Esta es una adapta...