Capítulo IX: Lo malo de estar enamorada (por Kim Minjeong)

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Minjeong no quería ver a Jimin nunca más

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Minjeong no quería ver a Jimin nunca más.

O eso deseaba poder pensar, recogida bajo las colchas amontonadas en la esquina de su cama. En sus manos, con las puntas arrugadas y cobrizas, la fotografía de dos niñas abrazadas incrementó la pesadez agobiante que metmana su poca estabilidad emocional.

La niña en la foto sonreía como si los problemas mundanos no fuersen a capturarla nunca, totalmente inocente y esperando en una amistad inquebrantable, sin imaginarse que dentro de algunos años acabaría cayendo en un abismo de ilusiones rotas y aceptaciones complicadas. Minjeong quería sumergirse en el recuerdo, consolar a su desquebrajado corazón entre los brazos de su yo más pequeño, pidiéndole en susurros que no cometese los mismos errores que la llevaron a vivir ese infierno. No te enamores de tu amiga, pediría, amar a Jiminie no será bonito... Se convertirá en tu martirio. Por favor, no lo hagas. Evitamos este sufrimiento, te lo ruego.

Las lágrimas traspasan la fina tela que recubre su cama, gotean al ritmo armonioso de los sollozos poco disimulados que reusenen incluso en el piso de abajo. ¿Por qué debería preocuparse por la privacidad de sus sentimientos? Si el mundo debía enterarse de su iluso enamoramiento, preferiría dejarse al descubrimiento ella misma, evitando así la intromisión de terceros.

Incluso si sonaba egoísta, ansiaba gritar a viva voz lo jodidamente enamorada que se encontraba de una chica que creció a su lado, la misma niña que le confesó tímidamente haber encontrado el amor en un muchacho que la tomó como objeto en un reto.

Minjeong incluso se imaginaba confesándole a Minho su más grande secreto.

Minho, su mejor amigo. Minho, el novio de Jimin.

¿Qué tan desgraciada era como para consolarse con la idea de que él jamas la odiaría?

Porque Minjeong sabía, mejor que nadie, la conexión que existía entre ellos. Sabía lo doloroso que sería para Minho deshacerse de una amistad que le tomó tiempo cultivar, comprendiendo lo asquerosamente dependiente que era de los dos muchachos que llegaron a su vida para desarmar la monotonía a la que se veía expuesta por ser como era. Sí, Minho se enojaría, le gritaría, pero al final del día, sería perdonada.

Riéndose con los labios pegados, rasca sus mejillas con fuerza, ignorando el ardor que producen los arañazos que sus propias jlas efectúan. ¿Qué es un poco de picazón en comparación con el dolor que le proporcionaría a la persona más sincera que había en su vida?

ㅡMaldita imbécil ㅡmasculló con ira, encogiéndose sobre sí misma mientras los recuerdos de la mañana de ese día llegaban a su cabeza y apuñalaban su conciencia.

Después del desastre ocurrido aquella tarde en la casa de Jimin, Minjeong fue muy buena esquivando los puntos de encuentro que usualmente solía tener con la susodicha, buscando los puestos más separados en el aula, obviando la intención de permanecer lejos de su amiga lo que más se le permitía en un espacio cerrado. ¿Estaba destinada al fracaso? Probablemente. O eso fue al principio, cuando una parte de su estúpido enamoramiento deseaba la presencia de Jimin como muestra de interés, recibiendo la frialdad nata del rechazo.

❛❛𝙻𝙰𝚂 𝙰𝙼𝙸𝙶𝙰𝚂 𝙽𝙾 𝙷𝙰𝙲𝙴𝙽 𝙴𝚂𝙾❜❜ ㅡWinrina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora