5 - Un descanso

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- ¿De qué hablas? ¿Cómo nos van a matar? - Se ríe, pensando que alguien más lo va a hacer, pero nadie, incluido su amigo le sigue. Acaricio mi sien cuando el dolor no disminuye, y le ignoro, porque se que esto acabará mal.

- Majestad, la nota que había en mi piso, indica que su objetivo estaba claramente escrito en las cartas de sus víctimas, y eso es lo que dice, que quiere el trono y que el rey caerá junto a alguien.

- ¿Alguien? - Inquiere apoyando los codos sobre la mesa, inclinándose más hacia nosotros con cara de preocupación.

- Sí, majestad, faltan un par de palabras en la frase por lo que suponemos habrá otra víctima antes de ustedes, cosa que evitaremos totalmente. - Le responde Alexei, y que yo asiento confirmando lo que dice.

- No permitiremos que nadie más muera. - Digo yo esta vez picoteando algo de fruta.

- Gracias agentes... Ahora, ¿Katherine? - Habla Isabel.

- ¿Si? - No levanto la mirada del plato cansada.

- Mírame.

Levanto la cabeza y miro a la mujer sentada a mi lado, mientras Alexei pone una mano en mi espalda, apoyándome porque sabe cómo es lo que estoy pasando. Cuando estamos ante estas situaciones en las que nos resulta difícil encontrar al culpable, empiezo a no dormir por esa necesidad de acabar con aquel que esté haciendo mal, tanto a mi ciudad cómo a sus ciudadanos. - Perdón... Dígame.

Ella, levanta su mano, para acariciar mi mejilla. - Princesa, no debes trabajar tanto...

- Ya le dije el otro día, no soy una princesa. - Sonrió y ella se encoje de hombros como la última vez. - Y con respecto a lo otro, sí debo... Porque si no lo hago ¿Quién protegerá a mi país y sus ciudadanos? ¿Quién velará por su seguridad y daría la vida por cualquiera de ellos? Ese es el trabajo de un policía.

- ¿Darías la vida por mi? - Theodore con el tenedor suspendido en el aire, me mira, atento y sin esa egocéntrica y arrogante manera de ser... Quizá su abuela tiene razón y solo necesita de alguien que le baje de las nubes.

- Por supuesto que sí.

- ¿Por qué? Al fin y al cabo, te he tratado como la basura, siendo un estúpido niñato, como tú dices.

- Porque a pesar de eso, eres humano, un ciudadano de mi país, país al que juré servir más de una vez, lo que significa que sí, sí daría la vida por tí a pesar de todo. - Él baja la cabeza pensativo y parece arrepentido por algún motivo. - Ya hablado todo esto, creo es momento de retirarnos, y les aconsejo poner seguridad extra, cualquier avance les notificaré. Nosotros volvemos a comisaría. - Me pongo de pie, pero Alexei me coge la mano.

- Yo iré a comisaría.

- Y yo... Hoy tengo turno.

- Me da igual, hoy te vienes a mi casa con mi novia. No quiero verte trabajando. - Isabel le mira asintiendo y los reyes le dan la razón.

- Pero no voy a poder descansar pensando en el cabrón ese.

- Pues te tomas unas pastillas.

- Pues no, ¿Quieres que parezca un zombie?

- Me da igual, hoy duermes todo el día si hace falta.

- Pero... - Iba a ponerle otra queja, cuando la reina me interrumpe.

- Kate, como reina y consejera te ordeno que vayas a casa de tu amigo, y pases el día durmiendo o relajándote con su novia.

- ¡Majestad, gracias! - Alexei le sonríe y tira de mi brazo.

El asesino de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora