2 - La broma rusa

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Me siento en la otra punta de la mesa, al lado de Alexei, pensando muy bien que decir, vaya ser que suelte una barbaridad y me quieran cortar la cabeza.

Y como no, me enfrento a ellos.

- Al contrario de lo que dice usted, rubito aún sin nombre, sí tengo motivos para encerrar a su príncipe.

- Pues digános esos motivos, niña. - Que manía con llamarme así. ¡Tengo veinticuatro años! - Y él es Jonas. - Señala al otro hombre que no ha hablado, pero mantiene su mirada en mi. - Y yo soy Michael.

- Bien, yo Katherine, ya hechas las presentaciones les explico. Acompáñenme. - Me levanto abriendo la puerta de metal, invitándoles a salir e ir juntos a las celdas. Después de que salgan todos voy tras ellos. - Vera, su majestad, estuvo en la escena de un crimen, más concretamente el asesinato del señor O'Brian. Fue sospechoso, simplemente eso. Y aviso que iremos a tomarle declaración.

- Bien, no se preocupe. - Dice por primera vez Jonas.

Asiento mientras abro la puerta, al pasillo de las celdas, guiándolos. Cuando llegamos, abro la celda de Theodore, que me espera con una sonrisa arrogante. - Ya te vas de aquí.

- Mhm... Me voy de esta choza. - Responde riendo, haciendo que sonría por su comentario cuando noto algo raro, un sonido, más bien un golpe, en los conductos de ventilación del techo.

Saco rápido al príncipe de la celda y le empujo junto a los federales a la sala de interrogatorios. - Ni se os ocurra salir de aquí, hay alguien en la ventilación. Y tú - Señalo a mi instructor. - Vigílales. -  Todos asienten extrañados y Alexei cierra bien la puerta, mientras yo echo la llave desde fuera y le quito el seguro a mi arma reglamentaria, preparándome para cualquier cosa.

A medida que me acerco a la salida del aire, el ambiente se vuelve más espeso, haciendo que me cueste respirar empezando a toser, y mi vista se nuble.

Me apoyo en lo barrotes de una de las celdas, cuando empiezo a quedarme sin aire, sin dejar de avanzar, y de repente, la trampilla del techo se abre en un golpe seco y un hombre sale de ella, con una mascarilla de oxígeno que rodea su boca y nariz.

El hombre se acerca a mi, y me empuja los hombros haciendo que me tambalee y caiga al suelo de espaldas, soltando mi arma en el camino. A lo lejos oigo los gritos provenientes de la sala de interrogatorios, sobre todo los de Theodore y Alexei.

Parece que las toxinas del aire se disipan cuando puedo volver a respirar con normalidad, al mismo tiempo que mi atacante se sube encima mía y empieza a golpearme.

- ¡¿Quién eres?!

- No importa, solo debes saber que esto es venganza.

- ¿Venganza?

Theodore y Alexei gritan más alto y golpean la puerta. - Si... Venganza. Vaya parece que tu amigo y el príncipe están histéricos, ¿Qué pasaría si los mato?

- Sobre mi cadáver.

Me mira enfadado y me pega un las costillas y la nariz, cubro mi cara con mis brazos y le pateo haciendo que caiga de lado, para arrastarle a una celda con dificultad por sus movimientos toscos y violentos contra mi. Cuando abro la puerta de barrotes, consigue ponerse en pie lanzándome un rodillazo en el estómago que hace que retroceda, y aprovechando que le he soltado, saca un arma y me dispara en el hombro, veo sus intenciones de darme un tiro en el pecho, pero antes de que eso ocurra, pateo su cara dejándole inconsciente, y arrastarlo, ahora si, hasta la celda en la que estaba Theodore.

Una vez echo la llave, cojo mi arma y la coloco en su sitio, sentándome en el frío suelo para calmar mi respiración y el sangrado, cuando Alexei me grita de nuevo.

El asesino de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora