Estamos todos sentados, en la gran mesa de madera y cristal cuando recuerdo mis planes para hoy, por lo que decido interrumpir el silencio cómodo que nos rodea en el comedor.
- Majestad, hay un par de cosas de las que me gustaría hablarle.
- Claro, Kate... Pero ¿Qué te dije de llamarnos por nuestros nombres?
- Cierto... Perdón, es la costumbre. - Sonrío terminando mi desayuno. - Esteban. - Recalco su nombre viendo cómo ríe. - Me gustaría hablar del equipo, ya tengo a una candidata amiga mía... Y sobre otra cosa.
- Está bien, cuando acabemos vamos a mi despacho... Y espero que esa cosa, sean buenas noticias.
- A mi parecer, lo son... Y espero que para el vuestro también.
- Seguro que si. - Termina su café y espera a que el resto de su familia acabe de desayunar, para levantarse y guiarme hacia su despacho. Abre la gran puerta, dejándome pasar primero. - Y ¿Qué querías decirme Kate?
- Vera, hay dos cosas. - Me siento en la misma silla, la cual un par de días atrás estaba ocupada por mí misma al cerrar el acuerdo de ser su guardia. - Primero, decirle que ya tengo la chica que le conté, llegará mañana prácticamente a primera hora su nombre es Natalie o Natalia Dubois, fue compañera mía en la milicia y mi mejor amiga, cuando termine de imprimir su informe y currículum se lo daré.
- Bien, entonces es de tu confianza. - Yo asiento cruzando mis piernas, sin dejar de mirarle.
- Así es.
- Entonces no hace falta el papeleo, si tú dices que es buena, lo es.
- Entiendo, y gracias por su confianza, aún así le daré unos papeles para que sepa al menos en lo que se desenvuelve.
No sabía que me tenían esa confianza...
- Perfecto ¿Y lo otro? - Intrigado, apoya su peso en los antebrazos sobre la mesa. - Dijiste que era una cosa buena posiblemente para todos... ¿Qué es?
- Esto... Hace tres días que me dijo que hoy decidiría si me quedo en palacio con ustedes o seguiría viviendo en mi apartamento.
- Así es, lo recuerdo bien... Supongo que por tus palabras has decidido ya.
- Sí... Esteban he decidido... Y quiero quedarme aquí si no es molestia.
Le veo sonreír y ponerse de pie. - Me alegro de eso Kate... ¿Puedo saber la razón de tu cambio de idea? Y no te preocupes, no eres ninguna molestia.
- Emm... Hay muchas razones Esteban. - Se apoya en el escritorio delante de mí.
- ¿A si?
- Sip... - Aparto la mirada de sus ojos y miro a través del ventanal, nerviosa.
- ¿Y cuáles son las razones entonces?
- Vuestra protección claro.
- ¿Segura que no hay nada más? - Entrecierra los ojos, sin dejar de sonreír, haciendo que mis nervios salgan a flote haciendo que mi pierna, empieza a temblar.
- Claro... ¿Qué más tendría que haber? Por supuesto a parte de que me agrada vuestra compañía y la de su familia. - Suelto una risita nerviosa, mirándole.
- Supongo que nada... Cosas mías... Y a nosotros también nos gusta tenerte por aquí Kate, créeme.
- Me alegro de eso majestad. Yo, eso es todo por mi parte.
- Perfecto, entonces todo hablado. ¿Sabes si tus amigos se quedarán junto a ti?
- No creo, al menos Alexei no, tiene pareja con la que vive y sería un tanto difícil sobrellevar la situación.
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El asesino de la realeza
Roman d'amour¿Qué ocurriría si te encuentras a un príncipe en el momento y lugar menos adecuado? ¿Qué ocurriría si es en el escenario de un crimen? Katherine Brown. Una policía normal encargada de resolver un crimen. Theodore O'Donnell. Un príncipe siendo vícti...