ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝕍𝕀

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𝔈𝔫 𝔢𝔩 𝔮𝔲𝔢 ℌ𝔶𝔩𝔩𝔞 ℌ𝔞𝔡𝔡𝔬𝔠𝔨, 𝔩𝔞 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔞 𝔯𝔢𝔦𝔫𝔞 𝔡𝔢 𝔄𝔯𝔢𝔫𝔡𝔢𝔩𝔩𝔢 𝔡𝔢𝔰𝔠𝔲𝔟𝔯𝔢 𝔲𝔫 𝔰𝔢𝔠𝔯𝔢𝔱𝔬 𝔞 𝔳𝔬𝔠𝔢𝔰.

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No le gustaba demasiado la comida de Arendelle, tampoco las frutas que traían de reinos ubicados al sur del continente, las bebidas alcohólicas también le resultaban extrañas sobre todo por lo poco que la emborrachaban y no disfrutaba en lo absoluto los dulces empalagosos que cada soberano extranjero había llevado como regalo a la nueva reina... pero, tenía que admitirlo, el café era algo maravilloso.

¿Una bebida amarga y caliente con un sabor adictivo que aumenta un poco de tu energía y te mantiene en alerta? Más, por favor.

El problema es que el café era para la clase baja, mientras que el té era la bebida apropiada para la nueva y joven reina de Arendelle, la vikinga que la Santa Sede afirmaba que se había convertido sin queja alguna al cristianismo. A Hylla eso de comer, beber, decir y hacer todo dependiendo de lo que otros esperan de ella le está empezando a cansar y solo lleva dos días como reina.

Se paso todo su primer día de mandato regañando a sus amigos vikingos, explicándoles por qué no podían meterse con su nuevo marido, el rey extremadamente peligroso y poderoso de Arendelle, les costó unos cuantos gritos y unas pocas amenazas, pero al final comprendieron que lo mejor sería guardarse sus comentarios jocosos y crueles contra Ezra para la intimidad que daría volver a sus tierras, por lo que cerrarían la boca y no se meterían en problemas durante los pocos días que les quedaban para huir de aquella pesadilla que suponía para ellos el reino de Arendelle. A Hylla le costaba, pero estaba controlado todo lo posible sus emociones para que sus amigos se fueran con algo de seguridad de que ella estaría bien, a pesar de que tendría que soportar a toda la corte de aquel reino cristiano y al lunático de su rey, pero podía soportarlo.

Su segundo día se basó en preparar todo lo que sus amigos tendrían que hacer nada más llegar a Berk, por eso mismo, luego de darle rápidas asignaciones a Snotlout y a los gemelos, esos tres eran los menos interesados en la plática política puesto que solo querían hacer sus obligaciones lo más rápido posible y realmente no les importaba mucho el por qué, se puso a caminar por el palacio de Arendelle para que el resto de sus amigos aprendieran a ubicarse en él.

–Tenemos que domar a algunos Terrores Terribles para que puedan volar hasta aquí por si necesitáis mandarme algún mensaje, la comunicación mediante barco tomaría mucho tiempo y eso nos vendría fatal para situaciones desesperadas –añade a la larga lista de quehaceres mientras que camina con Aster, Fishlegs, Gobber y su madre, Valka y Fishlegs parecían los únicos interesados en apuntar en alguna parte todas las cosas que estaban aceptando hacer una vez llegarán a Berk, las cuales eran bastantes. Además de la mensajería berkiana que tenía que adaptarse a Arendelle, aquel grupo de vikingos se había dado cuenta de la necesidad poner sobre la mesa la discusión de cómo funcionaría ahora la sucesión del puesto de jefe. Por el momento Hylla estaba confiando la escuela de dragones y el entrenamiento de nuevos jinetes a Aster, sería Fishlegs ahora quien apoyase a Gobber en la forja y se encargaría de aprender todo lo necesario de la cultura cristiana para que en Berk no hubiera ningún problema con algún aristócrata que quisiera pasarse de listo, y su madre sería renombrada jefa de Berk, el problema era la siguiente generación. El primogénito de aquella unión inesperada y forzada tendría que asumir el trono de Arendelle, pero en Berk no se aceptaría a ninguno otro que no fuera el primer hijo.

–Todo sería mucho más sencillo si tuvieras gemelos –comenta Gobber cuando el tema vuelve a salir a flote después de unos minutos de preguntarse que faltaba por dejar en claro.

𝕰𝖑 𝕵𝖚𝖊𝖌𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝕽𝖊𝖞. [HiccElsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora