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Darren.


Salgo del entrenamiento de natación a eso de las 7 de la tarde, estoy agotado tanto física como mentalmente. El primer día de clase y repitiendo curso. No ha sido de lo mejor que me ha pasado en la vida. Siempre he pasado sin problemas, sí que es verdad que mis notas no son las mejores, sino todo lo contrario, pero siempre recuperaba casi todas en las pruebas extraodinarias y aprovaba. Por los pelos, pero no me hacían repetir. Este año no he tenido tanta suerte, al parecer no ven correcto ni justo que siempre pase de curso gracias a las recuperaciones, y a pesar de que solo haya suspendido 3, entre la junta de profesores y el director han acordado que me iba a hacer bien repetir 11º.

La verdad es que me va a hacer más mal que bien, no veo a mis amigos a excepción de la hora del descanso o entre clase y clase en los pasillos. No quería hacer amigos con los de mi nuevo curso, me parecían todos unos críos que lo único que les importaba era aprenderse la historia de cientos de personas que ya estaban muertas y saber como resolver ecuaciones. Vamos, ¿en serio voy a tener que utilizar eso en un futuro? Lo dudo mucho.

Mi puesto en las mejores universidades del estado las tengo aseguradas gracias a la natación, y por lo demás no tenía que preocuparme. Solo nada, nadar y nadar. Pero al parecer eso no me ha motivado lo suficiente para rendir como el mejor hoy. El entreno ha ido de pena, no llegaba a tiempo en nada, y subido mi marca en varios estilos y el entrenador se ha rendido conmigo, dejandome a mi aire durante la última hora de entrenamiento.

No sé que es lo que me pasa, pero en mi cabeza no paran de reproducirse pensamientos que me ralentizan. La decepción de mis padres, no conocer a nadie en clase, sentirme incómodo...sentirme tonto.

Me monto en el coche al mismo tiempo que me despido de mis compañeros de equipo, una vez dentro suelto un suspiro cerrando los ojos, dejo mi mochila de deporte en los asientos traseros y me revuelvo el pelo mojados.

Para cuando salgo del instituto y me adentro en la carretera no hago más que disfrutar al volante, con la música inundandome los oídos relajando cada músculo de mi cuerpo. Tengo que hacer algo con mi vida. Con una mano al volante y la otra sobre el cambio de marchas, conduzco despreocupado durante un rato, decido ir por el camino largo, necesito este tiempo a solas conmigo y mis pensamientos sabiendo que nada más cruce la puerta de mi casa la tensión se va a poder cortar con un cuchillo, y no me apetece nada. Ya bastante tengo con el instituto.
Decido finalmente no cenar en casa, así que me dirigo hacia el McDonald's del pueblo, quizá me vaya a la playa y me coma la hamburguesa alli, escuchando las olas romper e imaginándome a mi nadando contra marea.

Sumido en mis pensamientos y con la mirada clavada al frente, mi cerebro capta algo y no puedo evitar fijarme en un cuerpo pequeño caminando por la acera de mi derecha. Se me hace conocida esa cabellera morena y por instinto bajo la velocidad, pasando por su lado a un ritmo que generaría un ataque de ansiedad a cualquiera que me siguiera. Al segundo reconozco quien es la persona que se abraza a su misma y que sacude su cuerpo con pequeños espasmos.
¿Esta llorando?

Bajo la ventanilla del acompañante y me pongo a su altura, ella parece no darse cuenta de mi presencia y sigue caminando, frotando sus brazos y creo que sollozando de nuevo. Doy un bocinazo para captar su atención, y me arrepiento de inmedianto al ver como se asusta y se gira, con los ojos abiertos y por fin dejándo su rostro al descubierto.
Frunzo el ceño, confundido al ver manchas negras bajo sus ojos, el maquillaje mancha sus mejillas de un color negro que la hace ver horrible. Sí, estaba llorando. Cosa que odiaba ver en una mujer a pesar de que sé que soy el causante de que el 90% de las mujeres que se acercan a mi acaben llorando.

Hipócrita, ¿verdad?

—¿Te llevo?

La verdad es que no me interesa en absoluto tener que soportar un viaje incómodo, con una chica que conozco de hace 2 minutos la cual me insultó de buenas a primeras porque aparque en el mismo lugar en el que iba a aparcar ella. Pero este barrio no era de los mejores, y sinceramente no me gustaría que mañana no apareciera en clase porque le haya podido ocurrir algo de camino a vete tu saber donde y que entonces la culpa me estuviera comiendo vivo día y noche.

Magnetic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora