12

45 3 0
                                    

Megan


No pasa mucho rato hasta que por fin me dan el visto bueno para irme a casa tras uno de los momentos más incomodos que recuerdo haber tenido jamás. Ese momento en el que Eros me lleva en volandas al cuarto de baño y me sienta sobre el WC para que así pudiera haces pis, el cual me acabo de enterar de que todos y cada uno de sus amigos incluidas las mías lo llaman así por alguna razón que todavía desconozco. Una vez quedé sentada sobre el inodoro el se giró bajo mi mirada de desconcierto, intriga y sorpresa a la vez que con alguna que otra complicación me bajaba las bragas como podía teniendo en cuenta las circunstancias. Se me hacía demasiado raro tener a Eros de espaldas a mi mirandose los pies para no cruzar la mirada conmigo a través del gran espejo que nos quedaba de frente a la vez que hacía mis necesidades, pero lo que peor llevaba era la vergüenza que sentía que crecía cada vez más. Esto era algo muy intimo, sin ir más lejos esto era demasiado para poder procesarlo. Una vez terminé y me limpie, me volví a subir las bragas y tiré de la cadena antes de agarrar una de las toallitas desinfectantes que tienen junto al papel higienico y me limpio las manos, tirando el trozo de tela humeda en la papelera que hay junto a mis pies.

—Esto... He terminado —estaba cohibida, avergonzada, abrumada y todo lo relacionado con la vergüenza que termine en ada. Levanté la mirada para fijarme en que el también había levantado la suya, esta estaba clavada en mi rostro, mirandome a traves del reflejo y captando el momento exacto en el que mi rostro se volvió de un rojo sangre. Quise apartar los ojos de él, mirar a cualquier otro punto fijo para terminar con esta sensacion tan extraña pero no podía casi aguantar, era como un magnetismo que me atraía a él como el + y el - .

—¡Chicos!—la voz de Douglass se escuchó segundos después a traves de la puerta del baño antes de que tres golpecitos nos devolvieran a la tierra—. ¿No estaréis haciendo manitas?

Eros puso los ojos en blanco y negó con la cabeza antes de acercarse a mi.

—¿Como lo llevas?—arrugué el entrecejo y estuve a punto de repetirle que ya había terminado antes de darme cuenta que era a lo que se estaba refiriendo realmente.

—Empiezo a notar algo—moví mis piernas adelante y hacia atrás balanceandolas y notando como el pequeño hormigueo seguía ahí, pero ya no tan intenso. Se agachó un poco quedando a mi altura y pasando un brazo bajo mis axilas me ayudó poco a poco a ponerme en pie. Me falló la pierna izquierda una vez intenté apoyarme con ella en el suelo, la que no tenía lesionada, y fuí a caer cuando el con los dos brazos evitó que mi cuerpo llegara a tocar el suelo. Estabmos demasiado cerca el uno del otro, mis ojos justo de frente a su pecho siento capaz de percibir como cambiaba el ritmo de su respiración de nuevo.

—Será bueno que intentes moverte para quitarte el entumecimiento—aún agarrada a sus hombros comencé a saltar sobre mi pierna buena y snetía como poco a poco voy perdiendo el hormigueo y notaba cada vez más los músculos. Sin soltarme, abrió la puerta con una mano y en un abrir y cerrar de ojos me encontré a 5 pasos más atrás cuando 4 cuerpos se tambalearon frente a nosotros y tropezaron en nuestra dirección una vez que el apoyo que tenían quedó fuera de su alcance.

—En serio, ¿tíos? — Eros volvió a negar con la cabeza pero con una sonrisa en la cara. Una sonrisa que casi hace que me volviera a fallar la pierna.


Desde entonces noté el ambiente entre todos algo cargado, no sabría decir por qué ni en que sentido, pero si había algo que me daba la sensación que había cambiado en la atmosfera que nos rodeaba, de lo que si estaba segura era que no quería saberlo, por lo que no le di mucha importancia cuando mi madre entró por la puerta con unas muletas y acompañada del doctor, quien empujaba una silla de ruedas en mi dirección.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 29, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Magnetic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora